Portal al Infinito Ensoñación: El Arte del Sueño Lúcido

Portal al Infinito Ensoñación: El Arte del Sueño Lúcido

Por Hunab Amaya. Derechos Reservados ©2024. Tercera Edición por Hunab Amaya.

Contenido

    Agradecimientos

    Agradezco a todos mis maestros y guías que han inspirado lo aquí escrito. Desde el fondo de mi corazón agradezco a Julia P. Juan E., Pedro C., R. Perret, Beatriz B., Eduardo V., Carlos y Joshua, Valentina A. y Javier S. Todos ellos auténticos canales de información a través de los que heredé amor y conocimiento. Esta es una obra inspirada en sucesos extraordinarios que guardan las voces de nuestros antepasados de América y algunas otras partes del mundo. Le agradezco a usted lector, por abrir su mente y su corazón a la aventura que la toltequidad ofrece, deseándole interiorizar las maravillosas y trascendentes enseñanzas de esta cultura.

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    Este libro es un verdadero tesoro para explorar el fascinante mundo de los sueños lúcidos. Es gratuito de leer más abajo en esta página. En él, comparto gran parte del camino a ser maestro de los propios sueños, y cómo usar el mundo onírico como una herramienta poderosa para transformar la vida.

    A los 14 años de edad tuve la oportunidad de practicar la ensoñación de manera constante, alcanzando resultados dignos de compartir y que cambiaron mi vida para siempre; tejidos de realidades que se conjuntan en el misterio de nuestra conciencia.

    Gracias por valorar.

    Estimado viajero:

    La sabiduría que sigue buscando yace en un diminuto e indivisible punto al interior de su corazón.

    Encuentre silencio interno y contemple el eterno sueño para su liberación.

     

     

    El Sueño Americano

    Mucán y su hermana atendían, en un sol de equinoccio primaveral, a la primera de muchas jornadas del calmécac. Él con 13 y ella con 9, caminaban bajo la sombra de los pinos y ahuehuetes que encaminan hacia el edificio del observatorio principal. Ella habría de recibir su primera clase de herbolaria, y él tomaría su propio camino hacia la cátedra de matemáticas. Justo cuando Mucán entregaba a su hermana los granos de cacao y las guayabas para nutrirse y recitaba los rezos tradicionales de sus padres y abuelos, pasó a su lado Yoltic.

    - ¡Mucán! Buen Sol, amado amigo. ¿Has escuchado que hoy, al pardear la luz del cielo, dará un discurso un hombre de conocimiento proveniente del Sur? No es oficial del calmécac, pero según el tlatoani, es algo que nosotros los estudiantes no nos podemos perder. Será a las orillas de la plaza central, en la casa del jaguar.

    - Yoltic, amigo del corazón. Es nueva noticia para mí. Estaré ahí para recibir el conocimiento del hombre del Sur, y de paso, decorar con las plumas del tecolote la entrada del santuario.

     

    Había ya recorrido el Sol un cuarto del cielo, y Mucán no podía dejar de pensar en el enigmático hombre de conocimiento del Sur. El rostro de Yoltic lucía tan encendido, que las esperanzas de Mucán sobre encontrar respuesta a sus interrogantes alumbraban la tinta con la que las escribía. Casi nadie en la ciudad había visto alguien del Sur tan cerca. Se pensaba que la mayoría de los pobladores de aquellas zonas podían representar un peligro para los del valle central. Si el tlatoani había permitido que un hombre del Sur presentara su palabra en la casa del jaguar, significaba que con certeza habría de irradiar luz y verdad.

     

    En cuanto sonó el caracol, Mucán tomó sus pertenencias y salió corriendo para recoger del jardín del calmécac a su hermana Tlali. Mientras iban a su hogar para recibir el alimento de su madre, Mucán contaba a Tlali sobre las leyendas que hablaban de los hombres del Sur. Su hermana, inocentemente fascinada, exclamaba lo ansiosa que se encontraba por conocer al misterioso hombre. Ya en casa, Mucán hablaba de su madre sobre la urgencia de terminar el caldo de maíz para atender el discurso que se daría en la casa del jaguar. Su madre aseveró que ambos debían escuchar con oídos escépticos, atentos a lo que sus corazones tenían que decir sobre aquello que el misterioso hombre habría de revelar.

    - Pero mamá, si ha sido el tlatoani quien ha dicho que vale el tiempo para escuchar al hombre. ¿Por qué habríamos de poner en duda su conocimiento?

    - Has escuchado el rumor de Yoltic, no del tlatoani. Las condiciones del hombre y su misterio le hacen desconocido. Ve, oye y calla ante el hombre del Sur, y sea tu corazón el juez último.

     

    El primer lucero nocturno se asomaba por el Este, cuando Mucán y Tlali solicitaban acceso a la casa del jaguar, mas el hombre que se encontraba en la entrada respondió con indiferente firmeza:

    - Sólo aquellos enviados por el tlatoani son aceptados en este mitote.

    - Pero mi hermana y yo atendemos al calmécac, me ha dicho un amigo de corazón que estoy invitado.

     

    En ese preciso momento, Yoltic y su padre habían presenciado la escena desde algunos metros atrás, por lo que intercedió el guerrero:

    - Deja al joven Mucán pasar, amado Cuautli. Mi hijo le ha invitado, y sabes bien que amigos de mi familia son mi familia. Él y su hermana son oídos sabios para recibir las palabras del nahual.

    - Viniendo de ti, amado Ocelotl, sean bienvenidos los que has invitado.

     

    Tras agradecer por tan generoso gesto, Mucán tomó la mano de su hermanita y caminaron a tomar un asiento en el pequeño templo. Todos los asistentes llevaban espléndidas ofrendas que dejaron junto a la plataforma donde el hombre del Sur se postraría para compartir su palabra. Mucán no perdió la oportunidad para dejar las plumas de tecolote que había preparado la noche anterior. Pasaban los minutos, y el silencio se hacía lentamente presente, hasta que tan sólo los chapulines cantaban al son del viento en la penumbra. Los guardias encendieron los fuegos dentro del templo, y un hombre de largos cabellos blancos, ropas oscuras, ojos rasgados y baja estatura, entró a la sala. No vestía ningún penacho, ni calzaba huaraches, pero cargaba con un pequeño costal de manta cerrado. Pareció que incluso las llamas de las antorchas y el eco del templo cesaron ante la presencia de aquel hombre. Sin decir una sola palabra, se sentó al centro de la plataforma, cerró sus ojos y unió sus palmas a la altura de su pecho, haciendo una sutil reverencia hacia adelante. Tras unos momentos de profundo sigilo, el hombre comenzó, con voz lenta y grave, a pronunciar las primeras palabras:

     

    - De donde vengo, se habla de una leyenda que se asemeja a una particular de su pueblo. Hablo del regreso de Kukulkán, o Quetzalcoatl, al ombligo de la Luna. Este regreso implicará cambios grandes, colosales, extraordinarios, catastróficos para la mayoría de nosotros. La leyenda habla de su regreso para mostrarnos lo que desde el otro mundo ha encontrado. Miren que la gente del Sur sabe que la consciencia de los pueblos sabios caerá sobre un profundo sueño. Cuando Noh Ek (‘gran estrella’) brille en el horizonte marcando el regreso de nuestro maestro, ocurrirá que los hombres y mujeres de las tierras de Anáhuac caerán en una amnesia de cientos de años de duración. Serán muchos los hombres que intentarán engañarles, diciendo que pronto regresará un mesías, más ignorarán que el mesías es uno mismo, y que no es sólo uno. Estos farsantes lucirán diferente a nosotros; tendrán diferente estatura, color de piel y lengua. Escúchenme, harán todo por hacerles creer lo contrario de lo que por generaciones hemos intentado consolidar como nuestro linaje y legado.

    El sueño al que será sometido Anáhuac es el siguiente: la riqueza serán las piedras preciosas que cargamos, las telas que vestimos y los materiales y joyas que poseemos. Nuestra fortuna será ahora el tamaño de nuestros hogares y la rareza de las plumas, las pieles y los jarrones que les decoren. Como por arte de magia, los hombres y mujeres de Anáhuac adorarán figuras que están hechos de arcilla, piedra, y otros materiales desconocidos, pensando que de ellos proviene la energía que nos da vida. Todos creerán que los elementos que componen la subsistencia están en la materia de la que están hechos los bosques y las aguas, más no en su esencia. Por ignorancia, lo consumiremos todo, y cuando menos nos demos cuenta, estaremos al borde de acabar con todo recurso. Los pueblos dejarán de forjar chinampas y comenzarán a acarrear piedras para construir nuevos edificios, donde se exigirá la contribución de dichas riquezas falsas. El tiempo pasará y la mano propia que nos da alimento se disolverá, y brotará un tipo de moneda por el que todos pelearán. Peor aún, muchos de ellos ni siquiera sabrán de dónde vienen los frutos y granos que a diario introducen a sus cuerpos.

    ¿A caso no es esto un sueño oscuro para nuestro pueblo? ¿Cómo es que permitiremos que nuestros avances y descubrimientos se vean reemplazados por aquello que no llena de gozo a nuestro espíritu? ¿No es una pesadilla lastimar a la madre Tierra, olvidando que de su seno todos somos amamantados?

    Y llegará el día que la humanidad, al borde del colapso de aquel falso sistema que ha creado, basado en un poder material sin capacidad de ser renovado, estará obligada a despertar. Será el miedo a la enfermedad, a perder todo lo que obsesivamente han acumulado, lo que orillará a hombres y mujeres que habitan este planeta a mirarse los unos a los otros y reconocer que han fallado. Habrán avanzado en ciencia, pero habrán fracasado en espíritu; en reconocer a la Tierra como un ser vivo. Recuerden, colegas del valle del centro, que en el nahual ya está el lugar para resguardar nuestro conocimiento, y que guardianes de todos los rumbos ya han puesto ahí sus intentos para preservar el Tonal del tiempo. Será sólo cuestión de cumplir los ciclos que marcan nuestros calendarios para devolver al mundo el orden y la luz que siempre ha merecido. Llegará el día en que, estando al filo de la flecha de la obsidiana, familias enteras, rodeados de falsas riquezas y huecos de espíritu, verán que el paso a la trascendencia es despertar de su sueño.

    Hermanos y hermanas, el sueño de Anáhuac será olvidar que no hay progreso real sin un espíritu nutrido de la pureza de las aguas del monte, del aire que los árboles nos brindan, del fuego puro que nos calienta y del maíz que arrancamos de la tierra. El sueño será creer que no hay suficiente de las cosas y en olvidar nuestra verdadera riqueza. Y amigos, amigas, habremos de despertar de aquel fúnebre sueño, cuando abramos el corazón y pongamos la mirada nuevamente a donde se encuentra el tesoro más valioso que todo ser vivo, con cuerpo de carne y hueso, pueda tener. Será la misión de los hombres y mujeres de conocimiento recordar a sus hermanos y hermanas sobre su riqueza…

     

    El hombre giró su torso y tomó el costal de manta que cargaba cuando entró al templo. En un movimiento ágil e inesperado, abrió el costal, metió sus manos y sacó lentamente un puñado de tierra, húmeda y fértil, que fue revelando minuciosamente ante todos.

     

    - Esto, hermanos y hermanas, es nuestra verdadera riqueza. Seamos aquellos que logren, entre aquellos que duermen con los ojos abiertos, sentirse abundantes y bendecidos de estar rodeados del futuro elemento olvidado.

     

    Introducción

     

    Me he dedicado a viajar alrededor del mundo buscando respuestas que desde tiempos remotos todos los seres humanos nos hemos hecho. Desde muy joven nació en mi el deseo de vivenciar el factor común que comparten las culturas ancestrales de nuestro sagrado planeta. Tengo el honor de haber nacido en uno de los centros culturales de mayor interés antropológico por su enigmática aproximación al entendimiento de la existencia: la Ciudad de México. De entre todo el bullicio que la urbe manifiesta, tal como el ruido de los embotellamientos vespertinos, las noticias vestidas de amarillismo, el alarido de los comerciantes en cada rincón, y la gruesa capa de polución que se inhala día con día, destaca una de las filosofías y pensamientos con mayor impacto por su simplicidad: la filosofía Tolteca.

     

    Ciertos eventos considerados socialmente como “trágicos” me llevaron a la muy temprana exploración de lo que en textos metafísicos se denomina como “El Espíritu”, lo que llevó a un viaje de autodescubrimiento profundo sin aparente fin. Inició con un extraordinario encuentro coincidente de un texto platónico que describía al amor y a la muerte desde la óptica de la filosofía griega. Más tarde, gracias a una de las herramientas más poderosas con la que mi generación cuenta, el internet, escarbé exhaustivamente todo lo relacionado con el mundo de los sueños. Mi exploración pasó por aproximaciones psicoanalistas de Sigmund Freud y Carl Jung, hasta llegar al nahualismo tolteca, donde el autor Carlos Castaneda resaltó por su minuciosa y excéntrica obra. Jamás imaginé que dicha expedición por las intrincadas avenidas del inconsciente me llevaría a conocer cara a cara lo que aparentemente es el “santo grial” de casi toda cultura que busca la trascendencia: la experiencia de la eternidad. Tan sólo una tentativa cercana de ello me llevó a comprender el potencial inagotable que tienen prácticas tanto de hipnosis como chamánicas para regenerar y fortalecer nuestros sistemas de interpretación de la realidad, haciendo de nuestra experiencia de vida un viaje más placentero y de abundante diversidad.

     

    Personalmente me considero artista, incesante buscador de la verdad y contemplador de la vida. Sólo pretendo compartir conocimiento adquirido de la propia experiencia y los resultados que he obtenido de la misma.

     

    El término chamanismo en este libro lo empleo para referirme a todo lo relacionado con dichas tradiciones enfocadas en trascender la existencia y el plano ordinario de consciencia al que estamos condicionados la mayoría de seres humanos en el planeta, indistintamente de su origen étnico o geográfico.

     

    La sociedad actual sufre de una disociación seria en la percepción sobre los avances científicos que la humanidad ha logrado durante los últimos 12,000 años. Precisamente es la tecnología basada en electromagnetismo aplicada en telecomunicaciones lo que hace creer a las nuevas generaciones que la brecha intelectual entre Nueva York y el Antiguo Egipto es inmensamente amplia. Sin duda lo es en aquello que es visible y tangible, más no lo es en el arduo trabajo de trascendencia inmaterial que dichas sociedades lograron cosechar. Hoy en día la insaciable necesidad de satisfacer necesidades materiales en la sociedad debe ser compensada con medicamentos y tratamientos contra el estrés y otros padecimientos, absurdamente más psicológicos que físicos.

     

    En un intento de retomar la sabiduría ancestral, cientos de investigadores intentan comprobar, a través del método científico, lo que se ha enseñado y preservado oralmente durante milenios en el Oriente y América Prehispánica. Dichos aprendizajes se manifestaron también en Europa en milenios pasados, bajo la etiqueta juiciosa de “brujería”, misma que fue incomprendida por las instituciones políticas y religiosas y terminó siendo desaprobada a través de la violencia y la difamación.

     

    Entiendo que el chamanismo no es una corriente filosófica que promueve el uso desmedido de plantas psicotrópicas con un fin recreativo. Los eventos socioculturales sucedidos durante los años 60’s, tal como fueron publicitados por los medios de comunicación masivos, fue tan sólo un distractor del verdadero propósito de dichas plantas. Para los indígenas nativo-americanos, dichas plantas inducen a estados de consciencia no ordinarios en los cuales es posible percibir los límites de la realidad material y percibir/construir una realidad mucho más enriquecida para el desenvolvimiento físico, mental y espiritual. Sin embargo, el chamanismo no requiere del uso de dichas plantas para ser practicado en su totalidad. De hecho, las plantas son sólo un paso del camino a recorrer, más no el camino en sí. No son indispensables, más se vuelven útiles en casos extremos donde la racionalidad o los hábitos y pensamientos destructivos del practicante son una barrera que impiden experimentar dicha realidad no ordinaria con plenitud.

     

    He constatado personalmente que las prácticas chamánicas de mayor impacto, tanto en mí como en las personas que he acompañado durante los últimos años, son aquellas que surgen de manera natural e intuitiva; aquellas que precisamente son prácticas aplicadas; no conocimiento estancado. Las prácticas chamánicas buscan la liberación de lo que experimentamos como el “Yo”; y así encontrar aquello que yace debajo de las máscaras de la personalidad construida por nuestra familia, la sociedad y la religión; a ello me referiré como el “Ser”. Podría personalmente describirlo como una entidad activa y consciente que no necesita del cuerpo para identificar su individualidad y su íntima relación con el todo. En palabras digeribles, el Ser es simplemente consciencia. He aprendido que para experimentar el tan deseado “Aquí y Ahora” es necesario encontrarse en silencio interno, y que es esta experiencia lo que nos permite vivir desde el Ser. Sin embargo, este “Aquí y Ahora” o “Silencio Interno” son el material adhesivo que une las piezas del rompecabezas, más no es el rompecabezas en sí. El concepto de “Silencio Interno” al que me refiero en este libro tiene origen en la toltequidad pero puede ser, como otros conceptos presentes en este libro, interiorizado como conocimiento universal. Es importante también mencionar que el término “tolteca” es empleado para designar una corriente filosófica y no una religión, dogma o pertenencia regional. Se hace específicamente para honrar dicha filosofía, cuyo origen puede trazarse a lo largo de América y que es influenciada, inspirada y hermanada por la filosofía de Asia Oriental.

     

    El pensamiento tolteca clasifica la experiencia de la realidad en Tonal y Nagual. En términos sumamente prácticos, el Tonal (que significa “luz” en náhuatl) es todo aquello que podemos percibir con nuestros sentidos, mientras que el Nagual es la existencia total y que incluye aquello que no somos capaces de percibir. El mundo del sueño es un puente que nos conecta desde nuestro Tonal personal hacia el Nagual. Se puede imaginar al Tonal personal como una burbuja de percepción individual, que es estimulada principalmente a través de la luz. Esa burbuja de percepción abarca todo lo que miramos, lo que escuchamos, e incluso hasta lo que pensamos e imaginamos. Por otro lado, el Nagual está compuesto de potencialidad pura. Podría ser incluso lo que la física moderna propone como “Multiversos”, listos por ser explorados y descubiertos. El Tonal es la manifestación física y perceptible del vasto e infinito mar del Nagual. El trabajo del tolteca (artista de la vida) es el de expandir dicha burbuja de percepción, integrándose gradualmente con aquello que se encuentra por fuera de la burbuja: el Nagual. Para expandir el Tonal o nuestra burbuja de percepción se requieren de técnicas que ponen en balance el razonamiento y la intuición.

     

    Personalmente conozco esta información porque soy solo un artista que cree haber conocido de manera afortunada, a un chamán en su auténtico sentido de la palabra. Nuestros encuentros inspiraron a iniciar un camino de constancia e impecabilidad que repercute hoy en día en mi música y en mi arte en general. El nombre de esta persona es "Pedro".

     

    Esta obra intenta acercar al lector a una experiencia sin límites, proponiendo el ensueño como una poderosa herramienta de expansión y auto-realización. Para aquellos que se consideren objetivos y escépticos, mi recomendación es interpretar el lenguaje de este libro de manera metafórica y artística. Para los que viven dirigidos por la intuición y creen en la magia del corazón, les invito a contemplar con objetividad e invitar a la razón para la sobria lectura. Se invita pues a la práctica precisa de todo ejercicio sugerido para constatar los resultados de mayor valor. Así mismo, le invito también a que tome inspiración de lo aquí escrito para enriquecer cualquier práctica propia ya existente y que le lleve a un desarrollo transpersonal. Sea su propio corazón quien le guíe por el maravilloso sendero de la existencia misma.

     

    Que lo aquí escrito y presente manifieste armonía, realización y trascendencia en nombre de la paz, la vida y la evolución.

     

    El Ensueño

     

    Tuve la oportunidad de experimentar mi primer sueño lúcido a los 14 años y recordarlo vívidamente. Comprendí de manera natural que había sido una experiencia única y con gran potencial, por lo que busqué obsesivamente repetirla a voluntad. Me encontré con centenares de videos y páginas web que explicaban detallados procesos para alcanzar la lucidez del sueño, pero muy pocos advertían de sus posibles consecuencias u ofrecían pertinentes precauciones. Muchos de ellos incluso prometían experimentar el llamado “Desprendimiento” o “Viaje Astral”, el cual consta de lograr que nuestra consciencia se libere de las ataduras del cuerpo físico sin necesariamente pasar por el estado de sueño profundo. Invertí mucho tiempo en educarme sobre hipnosis y regresiones para iniciar dicho viaje a las profundidades de mi mente. Me seducía la idea de controlar mis sueños a voluntad. Si alguna vez ha soñado sabrá que todo es posible en el mundo onírico. Las reglas de la física se disuelven, y sin embargo es posible experimentar sensaciones y emociones físicas vívidas que ocurren también durante la vigilia.

     

    Durante el invierno de 2016, en el pueblo de Tulum, México, me encontré con un hombre de conocimiento llamado Pedro. Desde el primer momento inspiró en mí una confianza indescriptible, misma que me llevó a invertir tiempo a su lado para obtener información valiosa sobre la toltequidad y el poder que ensoñar tiene. Tras varias noches de interesantísima charla y exquisitas risas, me hizo una serie de preguntas que hoy deseo compartir con usted. Preguntas que definieron un cambio dramático de rumbo sobre mi pensar y mi sentir, y que me encuentro realizando aún día con día.

     

    ¿Ha pensado usted cuánto tiempo de su vida está realmente presente, viviendo el aquí y el ahora? ¿Qué le hace pensar que, si no es con total y plena consciencia de lo que hace, está usted realmente viviendo? ¿Ha hecho usted cuentas de cuánto tiempo realmente vive si muere a los 90 años? Parece matemática simple, pero el día que me di la oportunidad de responder estas preguntas me llevé una tremenda sorpresa. Pensé que, si eran 24 las horas que tenían los días y seguía las recomendaciones de mi médico, de dichas 24 horas debía dormir 8; ¡he ahí ya un tercio de mi día! Comencé entonces a considerar también aquellos momentos en los que me encuentro realizando actividades mecánicas, como manejar el automóvil o lavar los platos de comida. El tiempo parece volar durante dichos momentos de divagación, que la mayor parte del tiempo, tan sólo me enredan más de lo que me liberan. Terminé, de nuevo con matemática simple, descubriendo que al menos 2/5 partes de mi vida la paso dormido o sin plena consciencia. En dichos momentos parece que simplemente no existo, pues todo es reemplazado por obscuridad y silencio casi totales. Entonces si mi cuerpo sobrevive el paso de 90 años, puedo decir con justa razón que sólo he vivido 54 años. Eso sólo si en cada momento que estoy con los ojos abiertos, estoy realmente despierto, es decir, aquí y ahora. ¿A dónde se van los otros 36 años?

     

    Este cuestionamiento encendió una alarma en mí, haciéndome ver que mi paso por esta vida era mucho más corto de lo que hasta el momento podía imaginar. De hecho, era muy probable que por el tipo de vida que llevaba en aquel momento, me encontrara viviendo mucho menos de lo que mi matemática simple me permitía disfrutar. Me di cuenta que me encontraba bajo la ilusión de vivir los años que cumplo, cuando realmente sólo vivo el momento presente. Pedro me dijo que esa era la razón por la que nuestra infancia parecía tan larga y nuestra adultez parece esfumarse a prisa y sin recato. “Los niños viven el presente y punto. Eso les da todo lo que necesitan para sentirse ya en la eternidad”, decía con vehemente y cabal sobriedad.

     

    Quise entonces hablar con total elocuencia sobre el lugar después de la vida que en distintas culturas se habla, creyendo que esta era mi garantía de que mi experiencia consciente no terminaba en la muerte. Intentaba argumentar, a través de la experiencia de fallecimiento relatada por un ser amado, que debía haber algo después de la muerte. Así, justificaba mi falta de miedo a la muerte.

     

    “La falta de miedo a la muerte no te hace vivir más ni menos, sólo no le temes y ya. Un guerrero no se la pone tan fácil a la muerte cuando esta llega a tomar su vida; aunque son amigos. Pero esta amistad no evita a la muerte cumplir su trabajo. Por ello, aunque la muerte acompaña al guerrero aconsejándole durante su vida, el día que danzan juntos, el guerrero da lo mejor de sí mismo y no se entrega tan fácil. Eso es completamente diferente a no tenerle miedo nada más porque creemos que hay algo del otro lado. El guerrero no se entrega precisamente porque no tiene garantizado un “más allá” después de la muerte; sólo conoce el “más allá” durante su vida. Eso es vivir con honor para un tolteca, quien hace uso de su vida para vivirla al máximo, creando y construyendo a lo largo de la misma. Eso incluso la muerte lo honra. Si quieres aprender a danzar con la muerte y extender tu vida honorablemente, aprende a ensoñar. Vuélvete consciente de cada momento de tu vida y experimentarás la eternidad. Eso incluye toda experiencia que vivas con los ojos abiertos o cerrados”.

     

    Sus palabras tomaron sentido conforme yo mismo practicaba recordar mis sueños y en los siguientes años comencé a mostrar interés específicamente en la filosofía tolteca, la cual aborda, entre muchos profundos conceptos, el mundo de los sueños, su interpretación y cómo alcanzar la lucidez

     

    En una de nuestras conversaciones, Pedro dijo con total sobriedad: “Todos soñamos despiertos y dormidos. Estamos soñando cuando sentimos que el tiempo se nos va de las manos, porque nuestra atención está en el transcurrir del tiempo y no en la vida misma. Soñamos también cuando permitimos al instinto animal tomar acción por nosotros; cuando lo que hacemos es por mero impulso y no por voluntad. Podemos incluso engañarnos a nosotros mismos justificando el por qué hacemos las cosas, pero sólo cuando las hacemos con plena consciencia podemos describir la voluntad. Y así como tú y yo soñamos, también sociedades enteras y hasta el planeta sueñan. Tu sueño es creer que lo mejor que te puede pasar es respirar el aire limpio del lujoso Caribe mexicano, y despertarás cuando te des cuenta que lo mejor que te puede pasar es en sí respirar. De la misma forma, el Sueño del indio, desde que fue colonizado cientos de años atrás, es la ilusión de que la riqueza está en el dinero. La sociedad despertará de dicho sueño cuando se de cuenta que la riqueza se encuentra en la tierra, misma de la que proviene todo lo que desea adquirir con dicho dinero. Si aprendes a despertar en el sueño, lo harás dormido y despierto”.

     

    La Experiencia

    Pedro estaba convencido de que la experiencia de cualquier suceso era en sí misma la realidad. Decía que para que una experiencia sea realmente una experiencia, debía ser vivida con todos nuestros sistemas sensoriales bien involucrados en el proceso. Puso como ejemplo el ir al baño para satisfacer nuestras necesidades fisiológicas. Decía que ir al baño no era una experiencia, sino simplemente un acto mecanizado repetido una y otra vez a lo largo de nuestra vida; pero que el día que se encontrara una tremenda tarántula al levantar la tapa del excusado, dicho suceso sería más cercano a una experiencia. Aseguraba que la experiencia en sí misma es una impresión de imágenes en conjunto con emociones, y que ambos debían de existir para que la experiencia se considerara como tal. Mencionó que, de ser una experiencia lo suficientemente poderosa, esta se convertía en una memoria capaz de programar nuestra máquina mental de interpretación. Por supuesto que las capacidades de retención de memoria juegan un papel importante según cada persona. Dijo también que no valía el esfuerzo clasificar las experiencias en buenas o malas, sino en tensoras o expansivas.

     

    Entonces comenzó la magia a brotar por sus labios: “Si para el tolteca vivir es experimentar, entonces deseamos experimentar tanto como sea posible. Imagina cuánto puedes experimentar en un plano similar al del sueño. Por eso los niños no necesitan ir a dormir para soñar, ellos tienen su imaginación, y eso es tan poderoso para ellos como para nosotros lo es la ensoñación. La gran diferencia entre el sueño y el ensueño es la delgada línea en la que la consciencia juega. El que sueña sólo vive la experiencia de su vida como un espectador que mira una película. Pero el que ensueña es tanto el espectador de la película como el protagonista y director de la misma”.

     

    Pedro dijo que, según la tradición tolteca, existían dos vías de acceso al Nagual, y que cada una debía ser utilizadas según las capacidades con las que cuenta el practicante. La primera era el Acecho, y la segunda el Ensueño. Dijo que el acecho era para personalidades estructuradas y de profundo contacto con lo material, mientras que el ensueño era para aquellos que carecían más de solidez analítica y tenían más facilidad para las artes y la expresividad. Compartió también que los naguales (guías espirituales toltecas de mayor experiencia) podían llegar al Nagual utilizando ambas vías indiferentemente.

     

    Tras la exhaustiva y satisfactoria práctica del ensueño, puedo asegurarle que el potencial del plano onírico es infinito. Soñar es divagar, pero Ensoñar es permitir a la consciencia interactuar en el plano del sueño. Gracias a las técnicas que Pedro compartió conmigo, aprendí que el ensueño me catapultaba a una experiencia prolongada de mi vida, así como me daba la oportunidad de extender cada una de mis experiencias para continuar trabajándolas hasta alcanzar la armonía de cada una de ellas. Una vez aplicadas en mi vida personal, comencé a compartir dichas técnicas con practicantes que, al igual que yo, buscaban liberación.

     

    He conocido a personas, tanto practicantes independientes como gente a la que he tenido la oportunidad de acompañar, que han utilizado el mundo onírico para dar continuidad a su experiencia de la vida. Deportistas que utilizan sus sueños para continuar su práctica física y mental y se preparan para algún evento futuro. Científicos que logran descifrar fórmulas o experimentos trascendentales para la humanidad durante un revelador sueño. Artistas que plasman obras, visuales y sonoras, únicas y de profundo impacto emotivo. Un joven a quien tuve la oportunidad de acompañar utilizaba el ensueño para practicar su rutina de Yoga. Tenía la capacidad de sentir sus extremidades en el mundo onírico, y a pesar de ser incapaz de visualizarlas de manera totalmente lúcida, lograba conscientemente repetir la rutina que le daría la fuerza y coordinación para alcanzar una postura específica. Una poderosa practicante tolteca que tuve la oportunidad de conocer en México utilizó el ensueño cuando falleció su marido para compartir un poco más de tiempo con él, y así, decir aquello que no pudo decirle en vida. De esa forma, sanó dicha pérdida en menos de un mes, recuperando su energía y vitalidad para abrir su centro holístico y continuar ayudando a más personas con su gentil y auténtico poder personal.

     

    Como estas situaciones, podría mencionar muchas más sobre aprendizajes relacionados con la valentía, la exploración, el asombro, el misterio, la pasión, el poder y la magia. Cada una de ellas tan vívida y significante como cualquier experiencia originada en la vigilia. Por otro lado, he escuchado a muchas personas contar lo perfectos y placenteros que son sus sueños, y se lamentan al despertar por el hecho de no ser reales. Esto incluye estar con la persona ideal o con algún ser querido fallecido, desarrollar cualquier otra habilidad sobrehumana como volar o respirar bajo el agua, e incluso verse en la casa de sus sueños, con el auto y la familia que tanto desean. Si tan sólo supieran lo poderoso que es en sí vivir dichas experiencias y permitir que nuestros sistemas sensoriales lo interioricen, podrían tomar dichas experiencias para fortalecer cualquier debilidad existente en la vigilia. Podrían aceptarlas como semi-reales y apalancarse de ellas para alinearse a ciertas actitudes o hábitos constructivos que deseen adquirir.

     

    En neurociencias existe un término denominado “impronta”. La impronta es un recuerdo o memoria de la vida de una persona cargado de emociones, misma que deja una impresión sensorial y se relaciona con el entorno y sus características. Las improntas más significantes suceden durante los primeros 7 años de nuestra vida. Para generar una impronta es necesario que el cerebro experimente alguna emoción fuerte y que exista algún elemento externo al cual hacer referencia. Si un niño de 5 años se orina en los pantalones justo en medio de una clase de karate, es muy probable que el niño genere una impronta relevante. Comenzará por sentir vergüenza o humillación, y dependiendo de la actitud de su maestro o compañeros será más o menos profunda la herida. Todo su cuerpo bombardeará al cerebro con cada sensación corporal experimentada. Al mismo tiempo, el cerebro tomará “fotografías” visuales sobre el entorno; en este caso el salón de entrenamiento, las personas que se encuentran alrededor, e incluso la música o sonidos que en ese momento estén siendo reproducidos. Esta fotografía estará llena de información sensorial y emocional. El niño entonces podrá desarrollar un rechazo al karate o cualquier elemento que se encuentre dentro de dicha impresión. La impronta (la unión de la fotografía sensorial y emocional) se queda almacenada en forma de neuro-asociación y cada vez que el niño se encuentre en un entorno similar al de la impronta, volverá a experimentar las emociones relacionadas a dicho momento. Puede que en el futuro sea un hombre que sienta tremenda incomodidad o ganas de ir al baño cada vez que entra a un cuarto de entrenamiento parecido al de karate durante su niñez.

     

    Se puede decir entonces que un sueño puede contener cualquier impronta ocurrida en vigilia revestida con diferentes elementos. Es decir, el sueño replica de manera más abstracta las improntas generadas en vigilia. Sin embargo, la práctica del ensueño me ha llevado a comprender que, de igual forma, es posible generar improntas en el mundo onírico que sean reflejadas en la vigilia. Imagine ensoñar con ver a una persona que ha fallecido y decirle aquello que nunca pudo decir. Tan sólo experimentar dicha escena puede ser suficiente para acelerar cualquier proceso de sanación emocional que deba ser trabajada. La hipnosis tiene un propósito muy similar, casi idéntico, al ensueño. La diferencia es que la hipnosis puede limitarse a la comprensión y experiencia de quien guía la experiencia, así como a su método y/o estilo de guiar dicha experiencia. En el ensueño, el límite lo establece la imaginación de quien ensueña.

     

    Una realidad paralela

    Habiendo mencionado los ejemplos anteriores, no es descabellado considerar al plano onírico como una realidad paralela a la que vivimos en vigilia. Tómese un minuto para pensar hasta dónde podría llegar su experiencia de vida si tuviera el poder de acceder al dicho plano ilimitado de manera frecuente en su vida. Un plano en el que todo lo que haga está virtualmente permitido y en el que tiene la oportunidad de resolver situaciones inconclusas o satisfacer necesidades elementales de complejo alcance. Puede parecer ficción, pero ello es tan sólo una diminuta visión de lo que el plano onírico tiene para ofrecernos. Sin embargo, la sabiduría tolteca no promueve el ensueño como escape de la realidad o una extensión de imparable actividad. De hecho, para iniciar el camino a través del Nagual es necesario ordenar el Tonal. Ordenar el Tonal es una práctica fundamental para experimentar el Nagual (la expansión del Tonal) con libre y total plenitud.

     

    Pedro compartió conmigo que ensoñar no debe ser considerado como el consumo de una droga, lo cual satisface una necesidad de disociarse de alguna sensación ordinaria por rechazo o miedo a ella. Precisamente se debe amar la vida que lleva uno ya en vigilia para que la experiencia onírica sea expansiva y no caótica. La manera en que experimente el potencial de dicha realidad paralela está condicionada por los preceptos que ya tenga de la vida que lleva durante la vigilia. No espere una grata experiencia del ensueño si no está conforme y agradecido con su propia vida. El ensueño es una herramienta para reparar y perfeccionar su Tonal, no para que escape de él. Es la ilimitada extensión de lo que ya experimenta en su burbuja de percepción.

     

    Puede encontrar referencias de todo esto en el filme “El Orgien”, protagonizado por Leonardo DiCaprio, el cual recomiendo ver. En dicha película, un grupo de especialistas operan en equipo en el mundo de los sueños intentando implantar una idea en la mente inconsciente de una persona. La trama incluye, además de la misión a cumplir, un drama en el que el personaje principal está envuelto; una vida paralela dentro de sus sueños. En dicha vida paralela, él frecuenta a su esposa fallecida, quien años atrás dejó de reconocer la delgada línea entre la vigilia y el sueño, llevándole a la muerte. Ahí construyen juntos una vida ideal que sólo los incluye a ellos, en donde extraordinarios paisajes decoran espacios que consideran como privados. El ensueño tiene un potencial mucho mayor, pues nos permite explorar la totalidad de nosotros mismos y de nuestra imaginación sin necesidad de apego y miedo a soltar. Es muy difícil que un practicante pierda la noción de poder diferenciar el mundo onírico de la vigilia cuando tiene su Tonal ordenado. Es por ello que en capítulos posteriores se hará énfasis en el proceso de preparación para experimentar ensueños, donde ordenar la burbuja de percepción propia es el principal objetivo.

     

    Le invito a que considere al ensueño como una poderosa técnica de auto-exploración. Este libro propone al mundo onírico como una plataforma ilimitada de desenvolvimiento personal, físico, mental y espiritual. En este libro encontrará sugerencias para hacer del ensueño un utensilio que le lleve a experimentar y manifestar salud, armonía y trascendencia. Creo personalmente que el mundo onírico es un espacio interminable de práctica científica e intuitiva. Es un laboratorio único en el que ni la física ni la ética pueden interferir; un lugar en donde la consciencia puede manifestarse en su máxima expresión. Si usted ha experimentado alguna vez lo que es que la consciencia despierte durante un sueño, sabrá lo trascendente que es en sí la experiencia. Si nunca ha tenido la oportunidad de vivir dicha experiencia, tenga por seguro que seguir las indicaciones en este libro le llevarán a lograrlo. Los chamanes utilizan al ensueño como un vehículo de expansión de la consciencia porque dicha práctica extiende la percepción sobre los límites de lo ordinario, haciendo del vivir un ejercicio interminable de creatividad, poder y longevidad.

     

    Características del mundo onírico

    Todo aquello que sólo puede concebirse en el ámbito de la fantasía, existe ya en el mundo onírico. Todo secreto místico y esotérico ve luz cuando se contempla desde el ensueño. No hay respuesta o acertijo proveniente de la vigilia que no pueda ser resuelto en el mundo de los sueños. Aquellos que saben lo que es despertar en un sueño podrían asegurar el poder ilimitado que yace en ese mundo. La razón es muy sencilla, y es que la naturaleza del mundo onírico no corresponde a las leyes físicas que limitan nuestro mundo. Es una ventana al potencial creativo del espíritu.

     

    El mundo del sueño es inmaterial, aunque es posible sentir cierta densidad. Podría decirse que el mundo onírico muestra una realidad líquida, donde los objetos y las situaciones fluyen y se adaptan a cambios drásticos, tal como el agua en el río. Se puede estar en un determinado sitio, y en un abrir y cerrar de ojos, aparecer en otro completamente distinto. Es inconsistente, pues el tiempo parece correr a paso lento, pero a su vez, tan coherente que podemos reconocer aromas y sabores que relacionamos con personas y lugares. La gravedad es cambiante e inestable, en momentos se puede sentir al cuerpo en movimiento limitado por un peso similar al del agua, así como en ocasiones percibirlo tan ligero como una pluma que es capaz de despegarse del suelo y volar. Uno se puede hallar en un sitio idéntico a cualquiera en que se haya estado durante la infancia, así como verse en medio de parajes insólitos y desconocidos de extravagantes características.

     

    Las características del mundo onírico dependen de muchos factores provenientes de la vigilia. Uno de ellos es el estado emocional promedio con el que se vive día con día. Una persona que vive con estrés tiende a soñar acerca de situaciones que no han sido resueltas y las experiencias sensoriales son más sólidas y de estrecha diversidad emocional. En cambio, una persona libre de ansiedad suele soñar con mayor fluidez, y las situaciones en las que se involucra en sus sueños son más variadas en trama y emociones. Otro factor es el estilo de vida y situaciones no ordinarias que puedan suscitarse en la vigilia. Alguien con una vida mecanizada tiende a olvidar más fácilmente sus sueños, así como soñar con situaciones casi idénticas a las que vive todos los días en vigilia. Pero alguien que vive con una rutina muy poco estricta se encuentra más abierta al cambio y tiende a soñar con escenarios que se alinean con dicho estilo de vida. Otro factor es la alimentación. Para los adultos, los alimentos dulces suelen reducir las probabilidades de tener sueños vívidos, mientras que los alimentos salados los estimulan. A pesar de todo factor que pueda mencionarse, el sueño en sí es espontáneo e impredecible mientras no se convierta en un ejercicio con consciencia y disciplina.

     

    Las ventajas de que el mundo onírico posea tal fluidez es que el poder de manifestación se encuentra al alcance de un pensamiento con voluntad. Usted puede hacer aparecer el auto de sus sueños o a la persona que más desea ver con tan sólo intentarlo. También puede recrear escenas inconclusas de su pasado, así como diseñar sus propios juegos, libres de toda regla física que puedan limitarle. Todos los elementos que habitan en el mundo del sueño, tanto objetos como personajes, pueden ser considerados como un reflejo de usted mismo. Por ello, una vez interiorizada la idea de que todo elemento del sueño es una manifestación de uno mismo, la interacción en el mundo onírico llega a ser suelta y osada para beneficio de la liberación de uno mismo. Usted puede hacer y deshacer a su antojo durante el ensueño. Puede crear o destruir, amar u odiar, divertirse o sufrir. La única gran diferencia es que nada ni nadie en vigilia será afectado más que usted mismo, y precisamente por ello es que es importante que defina seria y meticulosamente las razones por las que desea ensoñar. Todo aquello que decida hacer en el ensueño repercutirá directa e indirectamente en la vigilia, principalmente a nivel psíquico. Debe usted saber también que el precio a pagar por despertar en el sueño es en valor energético. Usted necesita suficiente energía para ensoñar, y sólo actos que promueven y estimulan el uso apropiado de energía durante la vigilia son los que poco a poco le llevarán a reunir la energía suficiente para ensoñar.

     

    Consciencia en el sueño

    Despertar es un término comúnmente utilizado para definir el acto de abrir los ojos tras el dormir. Para el tolteca “despertar” significa poner consciencia en el momento presente. Esto es, de cierta forma, interrumpir el sueño, sin importar si se está dentro o fuera del mundo onírico. Alguien despierto puede estarlo con los ojos abiertos o cerrados, estático o en movimiento, hablando o callando. Por ello, a partir de ahora utilizaré el término “despertar” entre comillas para referirlo en contexto tolteca específicamente, y sin comillas para referirme al acto en sí de abandonar el mundo onírico al abrir físicamente los ojos. Ensoñar, en cambio, no sólo es despertar del sueño, sino manifestar la energía de la voluntad a través de un proceso llamado “Intento”. Pedro me explicó que el proceso de manifestación de un tolteca pasa por tres pasos. Inicia con la voluntad, la cual se considera como una energía misteriosa que está ligada a nuestra consciencia, y que proviene de la naturaleza misma del Universo y no del deseo egocéntrico. Decía que la voluntad era el Universo mismo poniendo en marcha la manifestación. El segundo paso es el intento, el cual es una fuerza ubicada en nuestro centro personal capaz de llevar a cabo hazañas asombrosas. Pedro aseguró que si el intento se llevaba a cabo con la intención y enfoque correctos, sucedía entonces la manifestación. El intento pues es el punto medio entre la voluntad del Universo y la manifestación.

     

    En palabras textuales de Pedro: “Hay una abismal diferencia entre el intento tolteca y el intento del hombre común. Cuando el hombre común intenta, pone un esfuerzo proporcional a lo que sus preceptos le indican. En su intento, siempre estará la probabilidad de acertar o de fallar. Por eso se la puede pasar su vida intentando cosas, y nunca lograr alguna de ellas. Sin embargo, cuando el tolteca intenta, su esfuerzo ya está alineado con la fuerza de la voluntad (proveniente del Universo), por lo cual no duda por ningún motivo que de su intento vendrá la manifestación”. También hizo una importante diferencia entre el intento y la intención: “El intento no es lo mismo que la intención. El mundo está lleno de gente que tiene buenas intenciones, pero eso no es ni suficiente para que “intenten” y hagan algo para manifestar dichas intenciones. La intención no hace ni mejor ni peor a la manifestación; de lo contrario, el mundo estaría lleno de millonarios con un buen corazón”.

     

    Si alguna vez ha experimentado el sueño lúcido (hacerse consciente durante un sueño) y ha intentado influenciar el entorno, es muy probable que recuerde haber despertado con una sensación de cansancio y agotamiento físico notables. Hacerse consciente del sueño, sin importar si es dormido o despierto, requiere de un tipo de energía que pocas veces se utiliza con mera consciencia: la atención. La estructura y consistencia de un sueño puede solidificarse cuando se pone atención en el entorno. Cuando mira un objeto en el mundo onírico, este cambiará de forma o posición cuando quite su atención de él. Eso pasa con relojes, textos o hasta rostros. La atención juega un papel importante en la consistencia del mundo onírico, por lo que es necesario desarrollar energía puntual para ejercitar dicha práctica. En este libro se presentará, en capítulos posteriores, información detallada sobre la energía y la atención para sostener el ensueño.

     

    La consciencia tiene un rol fundamental en la existencia. Según me comentó Pedro, cuando un chamán usa la consciencia, su burbuja de percepción se expande. Mencionó que entre más tiempo la consciencia estuviera activa, más se expandía el Tonal. Compartió conmigo decenas de ejercicios para activar la consciencia. Una vez practicados todos los ejercicios pude darme cuenta que el fin de todos era el mismo, alcanzar el silencio interno. “Tú y yo sostenemos un diálogo interno todos los días de nuestra vida. Esta voz la desarrolla el sueño exterior; se va alimentando de lo que sucede afuera, en la familia y la sociedad. Este diálogo interno es pura distracción, pues se la pasa interpretando la realidad en lugar de experimentarla; es parte del sueño. Además, suele tener la personalidad de un juez y de una víctima, y ninguna de esas personalidades sirve para experimentar la realidad tal y como es. Lo peor es que esta voz parece no callarse nunca, y la mayoría de las personas tienen que vivir con ella siendo atormentados o limitados. Este diálogo interno es lo que nos inhibe de ensoñar. No puedes callar una voz que insiste en molestarte cuando son enemigos. Si deseas parar el diálogo interno es necesario que, antes que nada, aprendas a hablar con dicha voz interna y la hagas tu aliada. Solo así podrás hacer que se detenga recurrentemente y te permita despertar del sueño”.

     

    Aquella conversación dejó imborrable huella en mi corazón, haciéndome buscar el silencio interno en todo momento posible. Volver hacia mi diálogo interno y hacer de esa voz “mi aliada” se convirtió en una tarea apasionante y llena de gratas sorpresas. Así, cuando tenía la oportunidad de gozar del silencio interno, aún fueran pocos segundos, podía apreciar y contemplar los detalles y la naturaleza de las cosas que me rodeaban. Poco a poco, dicho silencio interno me llevó a sostener el ensueño con mayor enfoque y poder. Comprendí que la consciencia de la que me hablaba Pedro era capaz de soportar, no sólo la solidez del mundo onírico, sino la continuidad de la realidad misma. Entendí que, cada momento en que la consciencia está divagando y actuamos desde el subconsciente, puede ser considerado como un hueco en la experiencia de la vida.

     

    Un ejemplo claro es cuando maneja el automóvil al salir de su trabajo y se dirige de regreso a casa. Hay un momento en el trayecto en el que pierde consciencia lúcida sobre el acto de manejar. Todo lo hace a la perfección, y sin embargo de un momento a otro se encuentra ya en casa y le es difícil nombrar como lo hizo con extremo detalle. Este es el subconsciente tomando el mando de su vida y haciendo, de forma mecánica, lo que ha hecho un centenar de veces. Por ello, la consciencia encontrará complicado diferenciar esa de todas las ocasiones anteriores en las que ha hecho el mismo recorrido, en el mismo auto, a la misma hora y con el mismo propósito. Este hueco lo vive soñando, y es importante que comience a ubicar todos los huecos que existen en su vida en donde la mente subconsciente toma control de usted.

     

    No hay motivo alguno por el cual temer en el mundo onírico una vez que se hace consciente que se encuentra en él. Saber que se está soñando da un poder de omnipotencia que se ve reflejado en el entorno. A pesar de que muchas sensaciones del sueño pueden sentirse en extremo reales, al poseer consciencia de que se está soñando las dolencias y preocupaciones se desvanecen. La razón es que, a pesar de que la experiencia es integrada por nuestra burbuja de percepción, la inconsistencia del mundo onírico también representa plasticidad y maleabilidad. Por ejemplo, alguien puede lastimarlo física y emocionalmente durante un sueño, pero sí es usted consciente de que está en un sueño, entonces por el simple hecho de ser un sueño, usted sabe que nada puede pasarle. En el peor de los casos, si usted muere en sus sueños, tan sólo despertará en el mundo de la vigilia con algunas réplicas sensoriales del sueño. La posibilidad de no regresar del mundo onírico es casi nula.

     

    El proceso de activación de la consciencia, o de “despertar”, puede llegar a parecer arduo e interminable. Sin embargo, puedo garantizarle que solo con intentarlo pone en movimiento la voluntad del Universo que ya se encuentra a su favor. Una vida con consciencia tiene un potencial interminable de gozarse en plenitud, armonía y trascendencia. Este libro se ha escrito con el intento de proveerle una herramienta inspirada en tradiciones ancestrales del mundo. Las técnicas y sugerencias aquí escritas están diseñadas para que logre disfrutar de una experiencia enriquecedora, potenciadora y hasta ilimitada de la vida. En los capítulos siguientes encontrará técnicas y consejos para facilitar la experiencia del ensueño y hacer de dicha práctica una actividad constructiva y de gran aporte para su vida. Por ningún motivo se promueve el cambio drástico de hábitos o realización de actividades no ordinarias durante la vigilia sin consultar antes con un médico o su terapeuta.

     

    Antes de ensoñar

     

    “Yo Soy Luz, Consciencia y Voluntad, que evoluciona y crea en beneficio de la vida.”

    ¿Qué entiende usted por ordenar el Tonal? O dicho de otra manera, ¿qué entiende usted por ordenar su burbuja de percepción? Ordenar el Tonal significa, para los practicantes del chamanismo ancestral, deshacerse de todos los limites impuestos por el sueño del planeta y así, a través del silencio interno, expandir la percepción hasta experimentar la realidad en sus distintos e ilimitados niveles de manifestación. Es reestablecer nuestro sistema de creencias, reestructurando todo aquello que la familia, la sociedad y la religión nos han inculcado y que jamás ha sido cuestionado o puesto a prueba en práctica. Esto va desde dejar de usar la mano que siempre utiliza para cepillar sus dientes, hasta dejar de consumir carne. Desde aprender un nuevo idioma hasta desaprender el significado de algunas palabras en su lengua madre (especialmente de aquellas palabras que nada constructivo le brindan en su vida).

     

    Es tan inmenso el potencial del mundo onírico y la liberación que el ensueño ofrece, que considero necesario establecer dos objetivos fundamentales del ensueño, los cuales contribuyen a que el Tonal del planeta continúe en expansión. A sí mismo, propongo dos objetivos fundamentales para operar como anclajes durante su camino de “despertar”.

     

    El primer objetivo es la armonía. La armonía de la que habla el tolteca tiene como fundamento la geometría del Universo. Uno debe ver el desdoblamiento de la naturaleza y comprender su flujo evolutivo para entender la forma del camino de la existencia. El tolteca piensa en que sus propias acciones sean replicadas por su entorno de forma armónica. Tome como ejemplo una nota musical estática. Por sí misma, es un tan sólo un sonido continuo y sin aparente propósito. En el momento en que reproduce una segunda nota, digamos proporcionalmente a 3/5 de su siguiente octava, sucede la magia; existen dos notas diferentes que al sonar juntas produce una sensación satisfactoria de armonía. ¿O qué tal cuando mira los colores y las magníficas pinceladas de una pintura de Vangoh? Es suficiente con imaginar un verde prado lleno de coloridas y vibrantes flores. Si uno de sus objetivos al ensoñar es alcanzar la armonía, tenga por seguro que su camino estará lleno de experiencias prósperas y fructíferas que harán su consciencia expandir radiantemente.

     

    El segundo objetivo es la realización. Este valor aplica para ambos sentidos que la palabra posee. Por un lado, el acto de realizar, representado para un tolteca como “crear”, y por el otro, la sensación de culminar un propósito o misión en particular. En la toltequidad, el arte de vivir se expresa a través de la creación y la creatividad; poderes con los que cuenta el ser humano y que lo acercan a lo que nosotros mismos consideramos como divinidad. Ser creativo es crear buscando la autenticidad de la creación. Para el tolteca, la fuente de la creatividad se encuentra en la creación del Universo en sí misma. Si usted carece de creatividad, tan sólo necesita mirar con detalle las manifestaciones que el Universo ponen ya frente a usted. Acerque sus ojos a la tierra para ver la exhaustiva vida que llevan los insectos día y noche. Mire las miles de formas que ocurren al unir los puntos en el cielo de una noche estrellada. Contemple el fluir del agua al golpear las piedras de una cañada, o mire los cientos de figuras en el meticuloso diseño las flores de la pradera. Así, la creatividad busca ser culminada en un acto de creación y sucede la realización. Que la realización y la armonía sean los ojos que le vean de vuelta durante el ensueño.

     

    Pedro compartió conmigo tres valores que él consideraba imprescindibles para el sano ejercicio del ensueño y de cualquier práctica de enfoque energético. Comparto con usted las palabras exactas que usó conmigo: “Fíjate que cualquier proyecto en la vida sin valores es como un viaje en barco sin alguien dirigiendo el timón. A mí me han funcionado tres, y juntos me hacen sentir que mi libertad es vivaz y con rumbo. Amor, de adentro hacia fuera, incondicional y en miles de presentaciones. Así es como se disfruta el proceso en sí. Disciplina, que mantiene el intento impecable y listo para todo. Esta es como el aceite que mantiene las piezas de la maquina lubricadas. Y Respeto, que no sólo es aprender a aceptar en todo sentido, sino también saber otorgar espacio y tiempo. Haz de estos 3 valores tus guías en el camino y verás lo bien que la pasarás”.

     

    Aligerar el cuerpo

    Tras años de práctica en ensoñación, puedo asegurarle que hay hábitos y actitudes que pueden limitar y/o potenciar la integridad del ensueño. La primera y más importante recomendación es tomar responsabilidad de sí mismo sobre los resultados que las prácticas puedan ocasionar en usted. Si algo de lo sugerido en este libro atenta contra su salud o no está alineado con lo que sus condiciones actuales (físicas y psicológicas) le permiten, le recomiendo que continúe con la ayuda de un experto en privado. No existen efectos secundarios graves al ensoñar, pero no es recomendado practicarlo si se sufre de insomnio o trastornos de sueño severos. Ensoñar puede demandar una cantidad considerable de energía, por lo que puede sentir su cuerpo agotado durante las primeras experiencias. Sin embargo, al terminar este libro contará con ejercicios que le ayudarán a mantener su energía vitalizada y enfocada al ensueño.

     

    Es importante reducir los niveles de estrés para si quiera considerar el ensueño. Por ello, recomendaciones básicas como mantener su cuerpo sano con ejercicio y descansos recurrentes son necesarias para una experiencia satisfactoria durante su paso por el mundo onírico. Puedo recomendarle no ingerir ningún tipo de alimento al menos 2 horas antes de dormir, así como practicar el ayuno al menos una vez al mes. También es recomendable cumplir con máximo 8 horas de sueño y mínimo 5, a menos que su médico le indique lo contrario. Reduzca sus expectativas sobre el ensueño, pues esto puede limitar mucho el tiempo que tarde en experimentar su primer sueño lúcido. De igual forma, altas expectativas pueden provocar que al ensoñar se pierda fácilmente la atención y, en consecuencia, que el sueño colapse fácilmente al hacerse consciente en él.

     

    Asegúrese de dormir en una posición cómoda, evitando recostarse boca abajo con el cuello doblado. Las posiciones más efectivas son boca arriba con las manos sobre cualquier parte del tórax, o bien en posición fetal (preferiblemente que el costado izquierdo de su cuerpo quede por debajo). Evite colocar objetos sobre su cuerpo, a excepción de sábanas o cobertores. Asegúrese de establecer las condiciones ideales para evitar despertar durante la noche. Esto incluye mantener una temperatura ideal para el cuerpo (según la temperatura en el exterior), así como asegurarse que los insectos no serán una incomodidad durante la noche. Todo aquello que le provoque moverse o despertarse debe ser evitado.

     

    Existen diversas técnicas en la web para inducir el sueño lúcido. Algunas de ellas sugieren interrumpir ciclos de sueño cotidianos. Dichas técnicas ofrecen un medio de acceso al ensueño eficaz y sin mucha complicación. En lo personal no compagino del todo con prácticas que interrumpan el sueño, pues se pueden originar trastornos serios que pongan en riesgo su salud. El precio a pagar por estas prácticas termina siendo mayor que el de disciplinarse a los ejercicios que requieren mayor tiempo. La paciencia es ingrediente primordial en el camino del ensueño, y le aseguro que los ejercicios sugeridos en esta obra son efectivos si se toman con perseverancia y cuidado.

     

    Me dedicaré a lo largo de este capítulo a compartir con usted algunos elementos indispensables que le harán interiorizar la práctica del ensueño para toda su vida. Son ejercicios de suma importancia que lo acercarán a comprender la esencia de la ensoñación. Así, el mundo ordinario dejará de ser un motivo de escape, y el mundo onírico será tan sólo una extensión para expandir la totalidad de uno mismo. Se busca pues entrar en contacto constante con el Ser. El trabajo es deshabituar a la mente de todas las repeticiones sin utilidad que continúa ejerciendo diariamente.  Poco a poco, su “despertar” se manifestará en forma contundente y se convertirá en algo similar a un estilo de vida difícil de abandonar. Le recomiendo ampliamente que se tome el tiempo de practicar cada uno de los ejercicios una vez terminado el libro. Es decir, lea la obra completa primero y al finalizar practique con dedicación uno de los ejercicios que más le hayan atraído. Pase a otro ejercicio hasta que haya practicado al menos 3 veces el primer ejercicio, y así avance a lo largo del resto de la obra. Obtendrá los resultados deseados sólo si dedica el tiempo necesario al entrenamiento disciplinado y paciente de los ejercicios.

     

    Silencio Interno

    “El Silencio Interno es la voz del Universo. Acalla la mente y te darás cuenta que la eternidad está en el momento presente. Tus problemas y preocupaciones son sólo polvo. Pero tu más pura esencia está ahí, siempre, en el momento presente”.

     

    Esas fueron las palabras que Pedro utilizó para convencerme de que esa era la forma de vivir de un hombre/mujer de conocimiento. Como él, puedo garantizarle que su vida se verá beneficiada de manera incalculable cuando consulte la práctica del silencio interno de manera habitual. Tómese tan sólo 10 minutos en la web para descubrir los beneficios de la meditación. Para el tolteca, meditar es encontrarse en silencio interno. De hecho, alrededor del mundo, el ejercicio de meditar es calmar las fluctuaciones de la mente en sí, sin importar las técnicas utilizadas para llegar ahí. La razón por la que el silencio interno juega un papel importante es porque el diálogo interior es lo que mantiene a la consciencia dormida. Uno pensaría que los personajes del ángel y el diablo sentados en nuestros hombros son “la voz de la consciencia”, pero eso es precisamente lo contrario. La consciencia es la contemplación de la realidad tal y como es, sin etiquetas, prejuicios o interpretaciones de por medio. Este diálogo interior, creado principalmente por la familia, sociedad y religión, es una construcción exterior que afecta al interior de una persona y que obstruye el fluir natural de la experiencia de la vida, especialmente cuando se nace y crece en una ciudad grande.

     

    Durante el ensueño es necesario encontrarse en silencio interno para, en primer lugar, poder acceder a él. Así mismo, es el elemento que permitirá al intento crear en el plano onírico. Si usted alcanza el silencio interno durante el sueño, “despertará” y dispondrá de su intento para comenzar a manifestar lo que desee. Mientras exista un diálogo interno, considere que está usted soñando. Detener el diálogo interno es, en sí, “despertar”. No olvide en todo momento que al referirse al “sueño”, se hace desde el punto de vista tolteca, donde dicho “sueño” sucede dormido o despierto. Por ello, toda práctica que desee experimentar en el ensueño, deberá ser intentada y dominada durante la vigilia primero.

     

    Busque el silencio interno a partir de este momento en su vida y transfórmelo en su siguiente logro. Diez segundos, un minuto, una hora, o en cada momento que venga a usted. Entre más tiempo lo practique, mayor tiempo pasará despierto y su vida se alargará según su percepción sobre ella. La práctica espiritual tolteca inicia con el cesar del diálogo interno y continua con el ensueño y el acecho. La paz que se experimenta durante el silencio interno es como el ancla que le permite sostenerse de la experiencia de la realidad en sí. Como compartí con usted antes, asegúrese de que la voz que desea acallar se transforme primero en su aliado/a. Atrévase a tener conversaciones con su voz interior, protagonizándose a sí mismo a través de su propia voz. Háblele al espejo y deje que la voz mental salga a través de la palabra hablada. Hasta no hacerse amigo/a de su propio diálogo interior, será una guerra casi interminable el intentar callar dicha voz. Convenza a su voz interior que juntos pueden dar espacio al silencio con mayor frecuencia. Hable lo que tenga que hablar con usted mismo para hacer que la voz interior sea satisfecha y por sí misma comience a cesar.

     

    Ahora deseo compartir con usted una de las técnicas más sencillas, y aún así poderosas, que he me han llevado al silencio interno; ideal para acudir a él en cualquier momento. Es especialmente útil para situaciones en las que el diálogo interior es sumamente alborotado o escandaloso. A esta técnica la denomino “anclarse al entrecejo”, y me gustaría practicarla con usted en este momento. Comience por inhalar lenta y profundamente. Al exhalar pronuncie con su boca el sonido “Shhh”, como queriendo callar a alguien. Asegúrese de hacerlo sin algún tipo de vergüenza o preocupación; entre más energía se ponga, más efectivo será. Si por algún motivo debe mantener silencio, pronúncielo en su mente con aún más enjundia. Por último, inhale nuevamente de manera profunda, pero en esta ocasión, dirija su mirada al punto ubicado en el entrecejo, justo entre sus ojos a uno o dos centímetros por encima. Repita cada exhalación con el sonido “Shhh” y cada inhalación manteniendo sus ojos en su entrecejo. Después de algunas repeticiones puede intentarlo con los ojos cerrados. No permita que su mente divague; su enfoque ahora debe estar en sincronizar inhalaciones con el mirar su entrecejo y exhalaciones con el sonido “Shhh”, producido por sus labios o dentro de su mente. Cuando en la inhalación mirar el entrecejo se vuelva cansado, reemplace dicha acción por escuchar los sonidos a su alrededor. Terminará inhalando y escuchando los sonidos a su alrededor, y exhalando con el sonido “Shhh”. Cada vez que inhale, intente incluso nombrar o visualizar cada uno de los sonidos que llegan a sus oídos, por mínimos que sean. Considere extender esta práctica por no menos de 20 minutos.

    1. Inhale lenta y profundamente.
    2. Exhale pronunciando el sonido “Shhh”.
    3. Inhale y enfoque su mirada en su entrecejo.
    4. Exhale pronunciando el sonido “Shhh”.
    5. Repita la inhalación mirando el entrecejo y la exhalación recitando el sonido “Shhh” cuanto tiempo desee.
    6. Inhale poniendo toda su atención en los sonidos provenientes del exterior e intente visualizarlos
    7. Exhale pronunciando el sonido “Shhh”.
    8. Guarde silencio y contemple con atención.

     

    Balancear los lados

    En la tradición tolteca el Tonal y Nagual personales se manifiestan en dos lados de la burbuja de percepción; lado izquierdo y lado derecho. El lado izquierdo representa al Nagual, correspondiente al hemisferio derecho del cerebro. El lado derecho representa al Tonal, correspondiente al hemisferio izquierdo. Para ordenar el Tonal es necesario balancear ambos lados de la burbuja de percepción, lo cual se resume en simples ejercicios de respiración y consciencia que, al ser practicados de manera recurrente, llevarán al balance de dichos lados.

     

    Si usted es una persona analítica y de estructura mental lineal, debe estimular y ejercitar su lado izquierdo para lograr un balance de su Nagual. Si es una persona sensorial y de estructura mental artística, habrá que trabajar el lado derecho de la burbuja de percepción correspondiente al Tonal. La técnica a realizar para trabajar cualquier lado que desee es muy sencilla, y sólo necesita practicarla diariamente al amanecer y antes de ir a dormir. Pedro la compartió conmigo haciéndome saber que era heredada por muchas generaciones de hombres y mujeres de conocimiento alrededor del mundo.

     

    Adopte una posición cómoda que le permita girar su cabeza en 180º. Gire su cabeza hacia el lado que desea trabajar intentando colocar su nariz alineada con su hombro. Vacíe sus pulmones e inhale profundamente manteniendo la cabeza girada hacia el lado seleccionado. Durante la exhalación, gire lentamente la cabeza trazando una línea horizontal, de manera que “barra el horizonte” con la mirada. Asegúrese de sacar todo el aire de sus pulmones al mismo tiempo que su cabeza se encuentra girada al lado contrario del que comenzó. Sin aire en sus pulmones, gire la cabeza nuevamente al lado que está trabajando e inhale nuevamente. La inhalación no se hace en forma de barrido como al exhalar, sino que se inhala hasta tener la cabeza mirando el perfil a trabajar. Repita la respiración al menos 5 veces de forma lenta y profunda. Durante todo el ejercicio sólo es necesario mover el cuello, por lo que hombros y pecho deberán mantenerse inmóviles. Para estimular el ensueño es necesario trabajar específicamente el lado izquierdo.

     

    1. Tome una postura cómoda.
    2. Gire su cabeza hacia su lado izquierdo y vacíe sus pulmones.
    3. Inhale manteniendo su cabeza fija mirando el lado izquierdo.
    4. Exhale mientras gira lentamente la cabeza “barriendo el horizonte”, hasta mirar el lado derecho y quedarse sin aire.
    5. Con los pulmones vacíos, gire su cuello de regreso al lado izquierdo e inhale profundamente manteniendo el cuello apuntando hacia la izquierda.
    6. Intente realizar el ejercicio con los ojos abiertos, cerrados y finalmente entreabiertos.

     

    Para más información sobre técnicas de respiración enfocadas a balancear los lados de la burbuja de percepción, le recomiendo realizar su propia investigación sobre el arte del Pranayama, conocimiento milenario que la cultura hindú regala al mundo. En dicha práctica, decenas de técnicas de respiración se utilizan para lograr la limpieza “energética” e inducir estados de consciencia acrecentados. Usted ahora sabe cuáles son los lados a trabajar según sea su necesidad. Asegúrese de practicar Pranayama con ayuda de un especialista.

     

    Los “no haceres”

    Mencioné anteriormente que nuestra vida está llena de “huecos” o lagunas mentales en las que, tras repetir alguna actividad recurrente o mecanizada, perdemos la noción del tiempo y nos es difícil dar detalle sobre cómo hicimos dicha actividad. Nos pasa cuando manejamos el auto de regreso a casa, cuando lavamos trastes o vamos a sentarnos en el excusado. Incluso nos puede pasar mientras estamos trabajando. Dichos huecos son llenados por el subconsciente, de manera que podamos atender otros asuntos en la mente relacionados principalmente a los problemas o dilemas en los que nos encontramos. Cualquier acto físico en el que la mente subconsciente toma el mando se puede considerar como un acto mecánico subconsciente. El proceso de mecanización del ser humano inicia desde su nacimiento, cuando comienza a imitar lo que ve y escucha. Así aprende a hablar, a caminar y a interactuar con el mundo físico. Es necesario mecanizar para aprender ciertas tareas de necesidad básica, como bañarse, lavarse los dientes o comer. De hecho, gracias a la mecanización es que nos volvemos expertos en cualquier disciplina que nos apasione.

     

    Sin embargo, cuando un acto en sí es mecánico, se considera como hacerlo soñando. Cada vez que usted y yo hacemos algo desde el subconsciente, prácticamente nos encontramos sumergidos en el sueño. Su consciencia confía tanto en su mente subconsciente que le permite tomar el mando de su cuerpo mucho más tiempo del que usted se imagina, entrando a una experiencia similar a la del “piloto automático” de los aviones. Casi todas las personas, durante el “piloto automático”, invierten su energía en tener discusiones sin concluir o en lamentaciones sobre la vida, fantaseando fuera del momento presente. Pregúntese a si mismo/a sobre lo que piensa cuando está soñando. ¿Qué tipo de pensamientos vienen a usted cuando se encuentra en “piloto automático”?

     

    Desafortunadamente, la vida citadina nos llena de procesos mecánicos que a la larga consumen más energía de la que nos podemos imaginar. Esto incluye desde hábitos alimenticios hasta frases que nuestros padres o nuestros amigos repetían cuando éramos pequeños. El cerebro trabaja de esta manera porque busca administrar y ahorrar la mayor cantidad de energía posible. El problema es que dicha energía termina drenándose cuando aparece un diálogo interno desagradable o engorroso. La razón por la que muchas personas olvidan sus sueños después de dormir es por la misma razón que se olvida un día normal en la bañera. Cuando se lleva una vida mecanizada, el sueño nocturno tiende a ser igualmente mecanizado, por lo cual no parece importante entre muchas otras experiencias para el cerebro y se deja en el olvido. Por eso es normal que, al llevar una vida de estrés o angustia, sueñe con situaciones que le estresan y le angustian. La respiración de barrido es una de varias técnicas que reducen el estrés y permiten al lado izquierdo de la burbuja de percepción (dedicada al ensueño) abrirse.

     

    Para practicar el ensueño será necesario establecer nuevos hábitos a través de la mecanización. La diferencia es que dichos hábitos deberán ser completamente diferentes y radicales a los que ya se llevan en la vigilia y que son parte de su sueño personal. La mecanización se convierte en una herramienta que nos da acceso a “despertar” del sueño. Por ello, es necesario comprender que los actos mecanizados que usted actualmente lleva le pueden estar limitando a experimentar el ensueño. Habrá que romper con dichos actos mecanizados y comenzar a reemplazarlos por algunos nuevos con diferente intención. A este proceso de des-mecanización de patrones y hábitos se conoce en chamanismo como los “no haceres”.

     

    “De la misma forma que aprendiste a hacer cosas, puedes desaprenderlas y reaprenderlas. Si has aprendido a contar hasta diez con los dedos de tus manos, puedes reaprender haciéndolo con los dedos de tus pies. O si repetiste cientos de veces la misma secuencia de acciones al bañarte, puedes reaprender a bañarte en un orden distinto. Si te has acostumbrado toda la vida a caminar hacia delante, reaprende a caminar hacia atrás. Más o menos eso son los “no haceres”. Son esas cosas que has hecho toda la vida de la misma manera hechas de manera distinta. Lo suficientemente diferentes como para que el cerebro tenga que esforzarse en hacerlo. También son cosas que “tienes” que hacer porque te dijeron que las tenías que hacer, y de un momento a otro sólo dejas de hacerlas. Los “no haceres” son una herramienta fundamental para re-entrenar al subconsciente y entrenar la consciencia”.

     

    Al contarme sobre los “no haceres”, Pedro agregó que practicarlos era casi siempre un trabajo completamente personal y subjetivo. Me contó sobre algunos “no haceres” universales que ayudan a casi cualquier persona, pero enfatizó la importancia de crear nuestros propios “no haceres”. Según él, deshabituar al cuerpo y a la psique requería de una energía que forjaba la disciplina y rompía con el andar rutinario de nuestra mente. Mencionó que las únicas rutinas que más importaban eran aquellas que mantenían al cuerpo vivo, y que aún así, en algún momento los practicantes más avanzados intentaban deshacerlas. Me recomendó algunos ejercicios que me parecieron una locura, como aprender a pararme de cabeza, comenzar a dibujar con la mano contraria a la que siempre lo hacía, y subir las escaleras de perfil o de espaldas. Dijo que, a pesar de ser arriesgados, casi cualquiera cuenta con el poder y paciencia suficiente para intentarlo. De todo lo que compartió conmigo acerca de los “no haceres”, lo que me pareció de mayor importancia fue el hecho de diseñar mis propios “no haceres”.

     

    El procedimiento que he desarrollado con ayuda de Pedro y desde la experiencia personal requiere sólo de su atención y esfuerzo interesado. Ponga atención en las siguientes actividades que hace habitualmente: asearse (bañarse, lavarse los dientes y hacer del baño), vestirse, comer y transportarse. Tómese algunos días para descubrir los detalles de dichas actividades, especialmente identifique: la mano que utiliza al hacerlas, el orden o secuencia que aplica y las condiciones en las que lo hace (hora y lugar). Una vez ubicados los detalles, proceda a desarrollar dichas actividades de forma diferente y creativa. El principal consejo es cambiar la mano con la que hace dichas cosas. Después puedo recomendar cambiar las condiciones, como la hora y lugar. Por último, utilice una secuencia completamente diferente. Comience con sólo una de ellas, por ejemplo, bañarse. Si todos los días comienza su baño tomando el jabón con su mano izquierda y lo talla con el estropajo, hágalo ahora con la mano izquierda y no use estropajo hasta tener enjabonado el cuerpo. Si comienza a tallar su cuello hasta llegar a sus pies, comience a hora por los pies y termine en el ombligo. Y si de casualidad finaliza lavando su cabello con ambas manos, intente hacerlo desde el principio con sólo sus antebrazos.

     

    Este último razonamiento puede ser aplicado a cualquier hábito que venga a su mente. Lo importante es que decida iniciar hoy mismo con cualquiera que más lo prefiera. Estoy seguro que puede encontrar los “no haceres” como ejercicios retadores y a su vez divertidos. Disfrute los “no haceres” tanto como pueda, pues deshacer dichos hábitos con humor optimiza el desenvolvimiento y expansión de su burbuja de percepción, manteniéndolo en el momento presente y, posiblemente, en silencio interno.

     

    Entrenar la memoria

    Otro de los elementos que fungen papel protagónico durante el ensueño es la memoria. Si al despertar del mundo onírico no recuerda lo que soñó, entonces no hay experiencia registrada conscientemente. Existe una práctica tolteca de suma importancia llamada “recapitulación” en la que el practicante pone a trabajar su memoria y escudriña su propio pasado como mirando una película. El objetivo primordial de la recapitulación es el de acceder a recuerdos que evitan la expansión de nuestro tonal y retomar la energía estancada o perdida. La práctica de la recapitulación es extensa y hasta compleja, pues uno debe ser capaz de ubicarse en cualquier momento de su historia personal sin problema alguno. En chamanismo, recapitular es parte del proceso de liberación de improntas limitantes. Es necesario recapitular para conocer el origen de las barreras que nos impiden alcanzar nuestra mejor versión de nosotros mismos; barreras que nos impiden acceder al ensueño.

     

    En la filosofía tolteca se aborda el concepto de “impronta” de manera complementaria. Para los toltecas es necesario que aceptemos nuestras interpretaciones para que las improntas surjan. Esto significa que, para que nosotros desarrollemos una impronta en nuestra mente inconsciente, debemos aceptar lo que sea que estamos interpretando como verdad. A esto se le conoce como un acuerdo. Son los acuerdos que establecemos durante toda nuestra vida lo que define el sistema de interpretación humano y, por consiguiente, la razón por la que sufrimos. Un ejemplo práctico para comprender la relación entre las improntas y los acuerdos es el siguiente: imagine a una niña de 7 años que mantiene calificaciones favorables en su escuela. Desde pequeña ha sido educada para dar lo máximo de sí misma y ha sido premiada cada vez que saca la calificación más alta. A su vez, también ha aprendido que “ser la mejor” le abre oportunidades, y es aparentemente más querida por su familia y los maestros. Ella entonces genera un acuerdo en el que establece que sacar buenas calificaciones le acerca a ser más amada y aceptada por su familia, y que no hacerlo la lleva a ser rechazada por su estupidez o insuficiencia. Un día, por razones desafortunadas, reprueba una materia. El acuerdo que ella sostiene la llevará a sufrir al ver su calificación, pues comenzará a sentir el rechazo de sus padres y la humillación de ser insuficiente. Si al llegar a casa y entregar sus calificaciones a papá, él se transforma en un tirano que le maltrata física o verbalmente por la calificación, la niña reforzará el acuerdo inicial, y entonces brotará una impronta. Cuando ella crezca e incumpla alguna tarea del trabajo o en casa con su propia familia, re-experimentará la sensación de ser insuficiente y estúpida. Pero ella está encadenada a dicha impronta por el simple hecho de que su acuerdo sobre ser rechazada existió desde el inicio por la educación que recibió.

     

    Recapitular nos permite acceder al origen de nuestros acuerdos. Cuando recapitulamos, tenemos la oportunidad de contemplar nuestros recuerdos sin juicio alguno. En lugar de revivirlos como la víctima o el juez, los podemos apreciar objetivamente y sin interpretación alguna. Al hacer esto, es posible ubicar acuerdos que nos limitan y podemos proceder a romperlos con consciencia. Así, sanamos poco a poco todas aquellas improntas que nos mantienen en el interminable drama del sufrimiento y la limitación.

     

    Tras años de recapitular puedo resumirle la práctica en dos poderosísimos consejos que le abrirán las puertas al ensueño. El primer consejo es que recapitule su vida con tiempo y dedicación. Todo lo que tiene que hacer es recordar su pasado, ya sea a través de conversaciones consigo mismo o acudiendo a contenido (fotografías, grabaciones o videos) que traigan de vuelta sus recuerdos. Si no cuenta con la fuerza de voluntad, o más bien con el intento suficiente, puede acudir a cualquier familiar o amistad que le hable sobre su pasado. Cualquier conversación es insuficiente si omite información detallada de los recuerdos. Por ello, es importante considerar asistir con algún terapeuta profesional que tenga la capacidad de tratar con posibles traumas o recuerdos de impacto sufriente. De hecho, al recapitular, se busca que este tipo de recuerdos dolientes salgan a la luz para poder liberar y recuperar dicha energía.

     

    Para ser sincero, las recapitulaciones más poderosas y trascendentes que he tenido han sido hablando a los árboles sobre mi pasado. Nuestros abuelos toltecas sostienen la creencia de que las plantas son las mejores aliadas para remover nuestras enfermedades físicas y mentales, y que así como transforman el CO2 en oxígeno, también purifican nuestras palabras y sentimientos. Elija usted cualquier forma que le parezca pertinente para recapitular su vida; esto sin duda ordena el Tonal y le prepara para la experiencia plena del ensueño.

     

    Es importante que sepa de que en caso de que decida recapitular a solas, debe acudir a una técnica de respiración en particular denominada como “respiración de barrido”. Es importante que practique la recapitulación en una postura cómoda y que no le permita dormirse; preferiblemente siéntese en posición de meditación. Cuando se encuentre recapitulando y su mente comience a re-experimentar emociones y sensaciones del recuerdo, active su respiración de la siguiente manera:

     

    1. Gire sólo su cabeza hacia su lado izquierdo, como intentando mirar sobre su hombro. Sólo mueva su cuello; evite mover el torso.
    2. Inhale profundamente mirando el horizonte de su perfil izquierdo.
    3. Exhale lentamente mientras gira su cabeza hacia su perfil contrario (el derecho). Asegúrese de vaciar sus pulmones al mismo tiempo que su cabeza gira por completo al lado opuesto.
    4. Inhale profundamente regresando a su perfil izquierdo y repita el proceso.

     

    El segundo consejo es el de mejorar la memoria a corto plazo recapitulando sus días y sus noches. Para esto puede adquirir un diario específico o una grabadora de voz para este ejercicio en particular. El objetivo es que todos los días, justo antes de ir a dormir, recapitule todo su día, desde que se levantó de la cama hasta que regresó a ella. Asegúrese de ver la cadena de sucesos de todo su día e intente reconocer los detalles de ciertas actividades a las que por lo regular no presta atención. De la misma forma, todos los días al despertar y abrir sus ojos, recapitulará lo que acaba de vivenciar en el mundo onírico. No se preocupe si no lo recuerda a la perfección, tan sólo intente retener la experiencia y escriba o grabe los detalles que pueda visualizar, por más simples o mínimos que parezcan. Cuando sueñe y lo recuerde, anote la experiencia lo más detalladamente posible. Este acto, al ser habituado y mecanizado, reforzará su memoria a corto plazo, haciéndole percibir el hilo que da continuidad a su experiencia de la realidad. Así estará usted listo/a para iniciar los cuatro pasos que le llevarán al ensueño.

     

    Entrenar al doble

    “Despertar” requiere de liberarse momentáneamente del cuerpo físico que limita la consciencia en sí. Cuando usted va a dormir y sueña, existen dos entidades manifestándose simultáneamente. La primera es el soñador, la cual es en sí el cuerpo físico atado al plano físico y material. El soñador es entonces el cuerpo ubicado en la cama (o cualquier superficie en la que duerma) que se encuentra soñando. La segunda entidad es el soñado, y es quien experimenta el sueño en el mundo onírico. Al ser soñado se le conoce en chamanismo como “el doble”. Los términos soñador y soñado son extraídos de la obra de Victor Sánchez, respetado practicante de nagualismo tolteca.

     

    Tomando en cuenta las distinciones entre el soñador y el soñado, es necesario aclarar que estando en “piloto automático”, el soñador es quien toma control del cuerpo físico, mientras el soñado es quien se sumerge en pensamientos ajenos a lo que el cuerpo se encuentra haciendo. Más cuando hablamos de “el doble” nos referimos al ser soñado consciente del soñador y a su vez de sí mismo. Todos tenemos un “doble”, mismo que en chamanismo se entrena disciplinadamente y se considera como una extensión de nosotros mismos. Nuestro cuerpo físico y nuestro doble conforman la totalidad de uno mismo. El soñador no puede ver físicamente a su doble, más el doble sí puede ver virtualmente al soñador.

     

    Imagine por un momento que esta noche al acostarse en su cama y prepararse para dormir, comienza a soñar que se encuentra en su habitación y que puede ver su propio cuerpo acostado en su cama. Al ver su cuerpo, experimenta algo similar a verse en un espejo, pero con la diferencia de que el reflejo no copia lo que usted hace. El reflejo se queda recostado sobre la cama, mientras que usted puede moverse libremente alrededor del cuarto. Entonces se da cuenta que está soñando y que no necesita más de su cuerpo para ir a cualquier parte que desee. La consciencia que en ese momento se encuentra experimentando la realidad es la consciencia del ser soñado o de su doble. Los recuerdos que tiene de su sueño durante las noches son experimentados por la consciencia del ser soñado. Pero cuando se da cuenta que se encuentra soñando en el mundo onírico y “despierta”, entonces es su “doble” quien se encuentra trabajando.

     

    Me gustaría presentarle a su doble ahora mismo para que, a través de la experiencia, pueda entrenarlo todos los días de su vida. Mire a su alrededor y fije su mirada en cualquier objeto, sin importar si se encuentra en una habitación o al exterior. Respire profundamente y cierre sus ojos. Imagine que el objeto que eligió es capaz de mirarlo de regreso y haga lo posible por verse a usted mismo con los ojos del objeto. Enfóquese en los detalles, como la ropa que viste, las cosas que hay a su alrededor y hasta los gestos que probablemente se encuentre haciendo. El punto es que logre, con los ojos cerrados, verse a sí mismo desde los “ojos” de algo exterior a usted. Haga lo posible por retener dicha imagen durante al menos un minuto. Pase lo que pase, mírese a sí mismo y a su alrededor, como si fuera algo o alguien más viviendo la experiencia. Usted está viendo al soñador con los ojos de su “doble”, y con tan sólo practicar este ejercicio una vez diariamente ya está entrenando a su doble a interactuar en el mundo de los sueños de forma consciente. Puede intentar el mismo ejercicio con la consciencia del doble en movimiento y a diferentes distancias del cuerpo del soñador, pero siempre manteniendo la mirada en el soñador.

     

    Las prácticas hasta ahora sugeridas como preparación al ensueño son las siguientes:

     

    1. Aligerar el cuerpo
    2. Silencio interno.
    3. Balancear los lados.
    4. Los “no haceres”.
    5. Entrenar la memoria (recapitular).
    6. Entrenar al doble.

    Una vez iniciado el proceso de practicar los ejercicios ya descritos es posible iniciar un proceso de cuatro pasos claves que prometen estimular su “despertar” y alcanzar el ensueño. Estos pasos fueron inspirados por las enseñanzas que Pedro compartió conmigo y que sus maestros y varias generaciones anteriores le heredaron. He constatado que este método funciona con cualquier persona que haya al menos intentado alinearse a las 5 prácticas de preparación anteriormente mencionadas. Después de años de practicar el ensueño, descubrí que los cuatro pasos son un factor común que inducen a llevar una experiencia de la vida sana y plena, ya sea en vigilia o en el mundo onírico.

     

    Como sugerí anteriormente, haga el mayor esfuerzo por iniciar las prácticas de este libro una vez que haya terminado de leerlo. Eso significa leer primero la obra completa y, una vez finalizada, comenzar a aplicar los ejercicios a conveniencia. Recuerde que “la práctica hace al maestro” y en la maestría del ensueño la llave está en el intento.

     

    Primer Paso: Acceso

     

    Acceder al ensueño puede ser para muchos el paso más difícil a dar, puesto que requiere en sí de la voluntad de “despertar” para ser alcanzado. Hay muchas personas capaces de recordar sus sueños; sin embargo, acceder al ensueño no significa recordarlo, sino darse cuenta de que se está soñando en sí. Específicamente en el mundo onírico, es el momento en el que se da cuenta que está soñando y su consciencia toma el mando de la experiencia. Este se puede considerar como el paso de mayor complejidad por el simple hecho de que la voluntad (proveniente del Universo según la tradición tolteca) es la fuerza que permite en sí el “despertar”. Sin embargo, a través del intento usted logrará alinear las condiciones para que el ensueño suceda en sí. Entre más enfoque su intento en “despertar” del sueño, más fácil le será en futuras ocasiones.

     

    Uno sabe cuando está ensoñando; es una sensación simplemente inconfundible. El momento en que usted “despierta” del sueño, un sorprendente sentido de liberación se manifiesta, y los límites de la realidad se ven disueltos. Usted está al mando de la experiencia, y el poder de hacer o deshacer es suyo y no de su entorno. En el mundo onírico, “despertar” requiere de un impulso orquestado por la voluntad y el intento. Este impulso puede ser motivado por procesos de mecanización puntuales que, si logra adoptar en la vigilia, lo llevarán a repetirlo en el sueño.

     

    Precisamente como su sueño es un reflejo de su vida en vigilia, lo que sea que logre mecanizar en ella lo llevará al mundo de los sueños tarde o temprano. Lo que buscamos entonces es mecanizar acciones específicas que provocarán su “despertar”, tanto en la vigilia como en el mundo onírico, y que lo mantendrán en el momento presente por más tiempo. Acciones mecanizadas que obliguen a la consciencia a activarse y enfocar su atención en el “aquí y ahora”.

     

    Deseo compartir con usted 3 vías de acceso al ensueño, mismas que pueden ser practicadas de manera individual o en conjunto. Dichas técnicas han sido heredadas por generaciones milenarias de hombres y mujeres de conocimiento a lo largo del mundo. Personas que han desenvainado los misterios del Nagual y que lo comparten para la liberación de la humanidad del sueño del planeta. Estas se deben practicar de manera mecanizada, una vez interiorizadas las prácticas de preparación, es decir, con un Tonal previamente ordenado. Una vez mecanizadas en vigilia, será cuestión de tiempo que sean repetidas en el mundo onírico. Entonces “despertará” y sabrá que está soñando.

     

    El Decreto

    El poder de la palabra hablada es herramienta fundamental de toda cultura milenaria que busca la trascendencia. Existe todo un historial de investigación, tanto esotérico como científico, sobre la influencia de las palabras en nuestra vida. He dedicado todo un libro titulado “Decretos” en el que se ahonda en el poder que la palabra tiene para alinear y potenciar nuestras vidas. El decreto en sí es la palabra hablada utilizada para manifestar y realizar. Es la capacidad de decir algo y transformarlo en realidad. Así pues, se puede utilizar el decreto para estimular la experiencia en el mundo onírico, desde recordarlo hasta “despertar” en él.

     

    Si usted tiene dificultades para recordar sus sueños repita la siguiente oración todos los días antes de irse a dormir:

    Yo Soy capaz de recordar mis sueños. Mis sueños son sorprendentes y placenteros”.

     

    Así mismo, si usted ya es capaz de recordar sus sueños con recurrencia, proceda a repetir la siguiente oración todos los días antes de irse a dormir:

    Yo Soy consciente en mis sueños. Yo Soy creador(a) y hacedor(a) en mis sueños.”

     

    Cada oración debe ser repetida en voz alta, las veces suficientes para que cualquier duda desaparezca. Deben repetirse tantas veces como para hacer que una o varias palabras en la oración comiencen a perder sentido para la mente. Es necesario poner intento al decretar, como queriendo convencerse a sí mismo sobre lo que dice. Practique el decreto al menos por 15 días hasta ver resultados o sume la práctica del mismo a cualquier otra de las vías sugeridas. No es necesario que se enfoque en una sola técnica de acceso, pero puede ser el caso de que tan sólo con el decreto pueda acceder al ensueño.

     

    La llave universal

    La tradición milenaria tolteca cuenta, a través de la mitología y la enseñanza oral, que la llave de acceso al ensueño que los dioses heredaron al ser humano son las manos. El cuento “El Espejo Humeante” del reconocido libro “Los Cuatro Acuerdos” del Dr. Miguel Ruiz hace referencia a dicha llave de la siguiente manera: “Un día, mientras dormía en una cueva, soñó que veía su propio cuerpo durmiendo. Salió de la cueva a una noche de luna llena. El cielo estaba despejado y vio una infinidad de estrellas. Entonces, algo sucedió en su interior que transformó su vida para siempre. Se miro las manos, sintió su cuerpo y oyó su propia voz que decía: «Estoy hecho de luz; estoy hecho de estrellas»”. Esta línea esconde lo que se considera como la llave universal hacia el “despertar”. Mirarse las manos es, por mucho, la técnica más simple y poderosa para ensoñar.

     

    Como bien se mencionó, lo importante es hacer del mirarse las manos un acto consciente y un poco automático. En un inicio el objetivo debe ser mirarse las palmas de las manos al menos tres veces al día: al amanecer, en cualquier momento aleatorio de la jornada y durante la noche. Entre más disruptivos sean los momentos durante el día en los que se mira las manos, más fácil será que en sus sueños también lo haga. Con esto me refiero a que el acto de mirarse las manos debe ser un factor de interferencia durante cualquier otra actividad común que se esté realizando. Verse las manos es un acto de contemplación, por lo que no es necesario con solo mirar con los ojos, sino que se debe ver con consciencia y atención. Mirarse las manos en la vigilia es un acto que no se hace con normalidad, mucho menos haciéndolo con contemplación. Por ello, cuando se repite una y otra vez, eventualmente se hará también durante el sueño.

     

    En el mundo onírico, mirarse las manos es una sensación misteriosa y de profundo asombro. Como las imágenes del mundo onírico suelen ser inconsistentes, nuestras manos terminan por parecer siempre distintas a como son en la vigilia.

     

    Al mirarse las manos en el mundo onírico se llevará la sorpresa de encontrarse con algo completamente diferente a lo que normalmente se vería. Podría ver sus manos con más de 5 dedos, o bien, con algunos de ellos desaparecidos. Podría ver cómo se derriten, como si se expusieran a altísimas temperaturas, o podría incluso ver extremidades amputadas. Tal vez vería que sus manos están hechas de arena, agua o luz. Sea lo que sea que vea en el mundo onírico, encontrará algo distinto e insólito. Es muy natural sentir miedo cuando miramos nuestras manos en el mundo onírico. No hay razón por la cual temer o asustarse, pues esto es la obvia señal de que se encuentra durmiendo.

     

    Con el paso del tiempo, la técnica de mirar las manos tuvo efecto práctico en mí y durante un sueño en el que caminaba por las calles de una desconocida ciudad miré mis manos espontáneamente. Sin embargo, una especie de emoción incontrolable me llevó a despertarme inesperadamente de un sobresalto. Ver mis manos me permitió darme cuenta que me encontraba soñando, pero no me permitió sostener el ensueño.

     

    Existe de hecho un método más avanzado de mirarse las manos. Este recurso es indispensable para estimular la concentración y la atención cuando se encuentra en estado REM (Movimientos Oculares Rápidos por sus siglas en inglés) del sueño. La idea es mirar cada mano con el ojo que se encuentra en el lado contrario. Para ello será necesario mirar la punta de nuestra nariz antes de mirar las manos. Ello ocasionará que el ojo derecho mire la mano izquierda, y que el ojo izquierdo mire la mano derecha. Si esto se hace correctamente, podrá observar cómo las imágenes de sus manos se sobreponen una con la otra, creando una tercera imagen de una mano construida por la superposición de las otras dos. Se debe sostener esta imagen por al menos 52 segundos. De ser posible, haga de esta tercera imagen una silueta bien definida e intente contar los dedos resultantes. De lograrse exitosamente, podrá contar 6 o 7 dedos.

     

     

     

    Pedro había compartido conmigo una técnica más que posteriormente agregué al proceso de mirarse las manos y que ayudó a concluir con el propósito de “despertar” del sueño eficientemente. Me dijo que existían tres preguntas que todos podíamos hacernos que, cuando se formulaban en el momento correcto, ocurría la magia del “despertar”. Las palabras literales que usó para describir la técnica fueron las siguientes: “Si tú, en cualquier momento durante un sueño, detienes la escena en la que te encuentras como si fueras el director de una película, puedes darte la oportunidad de hacerte tres preguntas y responderlas con calma. La primera es ¿quién soy?, la segunda es ¿dónde estoy?... para este momento el universo entero se da cuenta que estás a punto de “despertar”. Cuando haces la tercera pregunta es cuando sucede el portentoso milagro. Es la más importante porque es donde la consciencia se da lugar a sí misma. La pregunta es ¿qué estoy haciendo? En ese momento las palabras sobran… tú nada más pregúntate “¿qué estoy haciendo?”. Por primera vez en toda tu vida le permites a tu consciencia intervenir; porque siempre ha estado al margen, ahí donde siempre la escuchas, pero casi nunca le haces caso. Cuando tú haces esta pregunta hay una celebración inmensa en las esferas superiores, porque por fin uno más “despertó” su consciencia. Se corre la voz; vivos, muertos, antiguos y futuros aparecen contigo y te saludan dándote la bienvenida”.

     

    Asegúrese de que al mirarse las palmas de las manos lo haga con tanta consciencia que estas tres preguntas inunden su atención:

    1. ¿Quién soy?
    2. ¿Dónde estoy?
    3. ¿Qué estoy haciendo?

     

    Agregar estas preguntas al acto recurrente de mirarse las manos hará que la consciencia se ejercite tanto como el Yoga ejercita al cuerpo. Si puede hacerse las preguntas y responderlas en voz alta, mejor aún. En mi experiencia personal, habituar estas preguntas al mirar mis manos y hacerlo constantemente a lo largo de mi día, garantizó acceso al ensueño en cuestión de pocos días. No sólo eso, sino que me permitió sostener la consciencia en el sueño por un tiempo más prolongado.

     

    El Tótem

    El significado de la palabra Tótem es “por revisar”. En las prácticas ancestrales, este objeto posee características energéticas que sólo su propietario conoce a la perfección. Este objeto debe existir en la vigilia, y su uso mecanizado será tarde o temprano replicado en el sueño. Este objeto posee rasgos específicos que le hacen fácil de identificar y de llevar consigo a cualquier parte. Este objeto tiene como propósito hacerle reconocer la realidad en la que se encuentra. El objeto se comportará siempre de la misma manera en la vigilia, pero cuando acuda a él en el plano de los sueños, reaccionará de manera completamente diferente, permitiéndole saber que está soñando. Un tótem debe cumplir con tres cualidades esenciales para que funcione como llave de acceso al ensueño, mismas que debe reconocer a la perfección.

     

    La primera cualidad es que el tótem debe ser sólo utilizado para fines de ensoñación. Esto significa que, si no es un objeto que ha adquirido recientemente, al menos debe haberle dado muy poco uso. Evite utilizar amuletos o pertenencias que ya usa con regularidad. La segunda cualidad es el material y practicidad del objeto. Se sugiere que sea práctico en tamaño y en peso, de manera que pueda cargar con él a donde sea. No importa si el material es flexible o sólido, lo importante es que sea lo más resistente posible y no se rompa fácilmente. La tercera cualidad es el reaccionar del objeto. Esto significa que la segunda cualidad del objeto debe cambiar sólo en el mundo onírico. De hecho, el reaccionar del objeto puede definirlo usted conscientemente, pues cuando se encuentre en el plano de los sueños dicho objeto reaccionará tal como usted espera que reaccione ahí. Es muy importante que mecanice la acción de acudir a su tótem durante la vigilia, de manera que replique dicha acción al soñar y sea el tótem el que le indique que no está soñando. A la acción de utilizar el tótem para comprobar si se está dormido le llamaremos “movimiento de acceso”; mismo que popularmente puede ser reconocido como “verificación” o “chequeo” de realidad.

     

    Deseo compartir con usted algunos ejemplos de personas a quienes he ayudado a crear sus tótems para que pueda encontrar inspiración en ellos. Una joven a quien tuve la oportunidad de acompañar durante su proceso de ensoñar eligió como tótem un mala o rosario hindú. Este era un objeto que recién había conseguido en su último viaje a la India y no había tenido oportunidad de usar. Dicho accesorio podía utilizarlo como collar y llevarlo consigo a todas partes. El mala contenía en uno de sus extremos varios mechones de hilo rojo, los cuales medían unos 5 centímetros de largo. Tras varias propuestas de ideas pudimos asignar una reacción al tótem. La acción a mecanizar diariamente sería tomar el mechón de color rojo del mala mientras se hacían las 3 preguntas espontáneamente durante el día. Al sostener el mechón, ella tiraría de él cada vez que respondiera una de las preguntas, como peinando los hilos con el dedo índice y pulgar de su mano derecha. Ella estableció como reacción que, al estirar el mechón del mala durante sus sueños, el mechón se desharía y los hilos quedarían entre sus dedos. Durante la vigilia tan sólo debía peinar el mechón del mala mientras respondía las 3 preguntas, mientras que en el mundo onírico, si arrancaba los hilos del mechón con los dedos (u ocurriera cualquier otra cosa inesperada) significaría que estaba soñando. Fue cuestión de sólo dos semanas para que su tótem le diera resultados.

     

    Otro caso es el de un hombre que eligió como tótem una liga para el cabello que su hija recientemente le había dado. Le pareció tan tierno el regalo que decidió guardarlo y hacerlo su objeto de poder para acceso al ensueño. La idea que tuvo me pareció simplemente brillante. Decidió llevar la liga siempre dentro de su bolsillo trasero izquierdo. Cada vez que “congelaba la escena” y respondía las tres preguntas, introducía su mano en el bolsillo y comenzaba a estirar la liga con sus dedos pulgar, índice, medio y anular. La reacción en la vigilia del tótem era que la liga regresaba siempre a su estado natural. Pero en el mundo onírico, cuando estiraba la liga entre sus dedos, esta no regresaba a su forma inicial y se quedaba estirada. La sensación de que la liga no oponía fuerza al ser estirada era señal de que se encontraba soñando.

     

    Un ejemplo más es el de un colega que estaba recién casado. Llevaba ya tiempo ordenando su Tonal y sentía que necesitaba una llave de acceso diferente a sus manos que le permitiera ensoñar con mayor facilidad. Así que eligió su anillo de bodas como tótem. Como era un anillo de muy buena calidad, su solidez y textura eran muy fáciles de reconocer. Su trabajo de mecanización constaba en tomar entre sus dedos pulgar e índice de la mano derecha el anillo que se encontraba en el dedo anular de la mano izquierda. Mientras hacía las 3 preguntas, presionaba con fuerza el anillo, como queriendo doblarlo o quebrarlo. Lo hacía sin preocupación, pues el material del anillo garantizaba que no lo rompería con la fuerza de sus dedos. Así, eligió como reacción del tótem que al ejercer presión sobre el anillo durante el plano de los sueños este se rompería, se doblaría o se desvanecería. Este pareció ser su método de acceso al ensueño más eficaz, y continuó utilizándolo por un largo tiempo.

     

    Debe usted saber que el tótem cumple su función por un determinado tiempo y que es recomendable cambiarlo cuando este no funciona más para usted. Conozco personas que accedieron al ensueño con su tótem unas 3 o 4 veces antes de tener que cambiarlo. De igual manera, conozco algunas pocas a quienes el tótem ha servido por años.  En mi experiencia puedo decirle que el tótem pierde su poder como acceso al ensueño cuando lo tiene ya mecanizado por un largo período en vigilia. Lo que puedo aconsejarle es que mecanice el acto de activar su tótem y que una vez que funcione en el mundo onírico, reduzca la cantidad de veces que acude a él durante la vigilia. Así, determinará usted mismo/a una consulta rítmica y muy consciente del tótem, en donde no permitirá que la obsesión por acudir a él termine por quitarle el poder a su objeto.

     

    Tras crear su propio tótem y definir su reacción, debe habituarse a “congelar la escena” al menos dos veces al día. Uno debe sentir que se encuentra soñando y que es necesario despertar de dicho sueño. Las tres preguntas deben responderse de la manera más precisa posible, haciéndose bien consciente de cada una de las respuestas. Considere que “despertar” puede ser el paso de mayor dificultad, por lo que no debe perder los ánimos si un largo tiempo y no logra acceder al ensueño. Sin importar la vía de acceso que utilice, lo que puede impedir que “despierte” en su sueño no es la vía de acceso en sí, sino que el Tonal puede no estar suficientemente ordenado aún. De ser el caso, le sugiero insistir con las prácticas sugeridas como preparación al ensueño. Pero si es el caso de que logra acceder al ensueño, la estructura que mantiene sólido al mundo onírico puede desmoronarse fácilmente por el simple hecho de que la consciencia ahora está interviniendo. Será necesario entonces iniciar con el segundo paso.

     

    Segundo Paso: Respiración

     

    No es necesario indagar mucho en materia de misticismo para entender por qué el aliento juega un papel vital en la existencia. Siendo uno de los cuatro elementos que sostienen la vida, se vuelve herramienta fundamental dentro y fuera del ensueño para anclarse al momento presente. Cualquier técnica de meditación alrededor del mundo exige un ritmo en particular de nuestra respiración, pero no es el ritmo en sí lo que propicia el “despertar” sino el hecho de poner nuestra atención en el aliento. No conozco meditación guiada o sesión terapéutica que no le pida desde el inicio respirar profundo.

     

    Una respiración correcta da lugar a un correcto funcionamiento del cerebro. Cuando el aire entra a nuestros pulmones, el oxígeno es llevado por la sangre a través del cuerpo, principalmente al cerebro. Oxigenar el cerebro es fundamental para mantener la consciencia activa por más tiempo. Para muchas culturas ancestrales, el aire es vital porque contiene energía en sí mismo.

     

    Cuando usted se encuentra en el mundo onírico e intenta respirar, se dará cuenta que es tan natural como en vigilia. Sin embargo, en el ensueño no respira aire en sí, sino energía vital. Esa energía vital será necesaria para soportar la estructura del sueño en sí y evitar que salga precipitadamente de este. El simple hecho de activar la consciencia requiere de energía, misma que se encuentra en cada respiro que usted da. Por ello es necesario reaprender a respirar adecuadamente para asegurarse que en cada aliento se aprovecha al máximo la energía que la consciencia necesita para mantenerse activa. También es muy relevante la calidad del aire que respira, puesto esto influye en su sano desarrollo tanto en la vigilia como en el mundo onírico.

     

    Respiración abdominal

    Tras aprender decenas de técnicas de respiración durante todos mis viajes, llegué a la conclusión de que la manera de respirar de mayor importancia es la misma con la que nacemos. Si se recuesta boca arriba y comienza a respirar profundo podrá notar cómo su vientre se llena sin que usted ponga consciencia en ello. Este movimiento del vientre se pierde cuando ponemos esfuerzo en erguir el cuerpo, ya sea parados o sentados. Al olvidarlo, concentramos el aire que respiramos en el pecho y no en el vientre. Intente pues que al respirar, su vientre se infle de manera natural. No importa si lo hace a través de la nariz o la boca. Si reaprende a respirar de esta manera, en la que la parte abdominal es la que se inicialmente se expande al inhalar, habrá recordado la técnica de respiración que más efectiva ha sido para su cuerpo. Si desea aumentar los niveles de oxigenación de su respiración, asegúrese que después de expandir el abdomen al inhalar, su pecho se expande posteriormente. Se dará cuenta entonces que puede introducir más oxígeno de lo normal a su cuerpo, y esto será suficiente para energizarlo y llenarle de vitalidad. Si lo hace correctamente, se dará cuenta que esta respiración ayuda a corregir su postura. La columna vertebral se alinea sin necesidad de tensionar cuello y hombros.

     

    Una vez mencionada la forma “correcta” de respirar, deberá adoptar conscientemente esta respiración al primer paso. Eso significa que cuando decida hacer su movimiento de acceso, deberá concentrarse en respirar profundamente con la técnica antes mencionada. Debe recordar en todo momento que el aire en sí es la energía que le ayudará a mantener la consciencia durante el sueño. Por esa razón, su respiración debe ser profunda y con sobria intensidad.

     

    Respiración del Guerrero

    Un estimado colega compartió conmigo una técnica para hacer que la energía vital de la respiración fluyera a lo largo del cuerpo del sonador y del soñado de forma íntegra y poderosa, la cual comparto con usted a continuación.

     

    La Respiración del Guerrero toma su nombre inspirado en la tradición azteca mexicana, conocida por la maravillosa mezcla de la danza, el arte y la guerra. Esta respiración es realizada en todo momento a través de la boca, y es necesario poner consciencia en la expansión del vientre y el pecho (en el orden mencionado). Lo más importante al practicar esta respiración es inhalar y exhalar de manera similar a querer calendar algo con el aliento. Esto es muy parecido a querer calentarse las manos cuando hace frío, pero no sólo hacerlo en la exhalación, sino asegurarse que también durante la inhalación la garganta se encuentre en la misma posición y el aire fluya con la misma intensión. Puede intentarlo ahora mismo en una posición cómoda.

     

    Esta respiración puede realizarse en distintos ritmos, dependiendo el propósito de la práctica. Específicamente para en ensueño, será necesario practicarla de manera lenta y profunda. Un buen consejo que puedo regalar es contar hasta 5 mientras inhala y contar hasta 7 mientras exhala. La cuenta debe ser lenta y continua; puede incluso tomar como referencia el segundero de cualquier reloj. Contar 5 y 7 puede ayudar a la mente a ubicarse en el tiempo presente, más no es necesario que siempre se realice dicha cuenta. Contar permite establecer un ritmo ideal para respirar, mas la atención debe estar sujeta a la cantidad y calidad del aire que se respira. Se puede aplicar la respiración del guerrero al realizar el movimiento de acceso diario. Recuerde que su respiración será la energía que necesitará para mantenerse “despierto” en el sueño.

     

    Tercer Paso: Atención

     

    El tercer paso es la práctica de un elemento que ya se ha venido aplicando desde la preparación del ensueño, pero que ahora entra en un contexto de mucho mayor complejidad: la atención. Si los primeros tres pasos fueran metafóricamente como el caminar, el acceso sería el comando que la mente envía al cuerpo para moverse, la respiración sería como la energía que el cuerpo requiere durante el movimiento, y la atención sería la capacidad de ver por donde vamos caminando. En conjunto, la respiración y la atención soportan la consistencia y estabilidad del mundo onírico, haciéndolo más coherente, sólido y lineal. Con la atención, la consciencia tiene una especie de indicador para sujetarse, no sólo al momento presente, sino a cualquier objeto parte de él. La atención es simplemente la zona alumbrada de nuestra burbuja de percepción, más no su totalidad.

     

    Cuando ha logrado ya acceder al mundo onírico, tomando cabal consciencia de que se encuentra soñando, y a través de la respiración ha reforzado su energía vital para sostenerlo, lo siguiente es fijar su atención en cualquier objeto a su alrededor. Como en el plano de los sueños todos los elementos que le rodean poseen formas y representaciones inconsistentes, fijar la atención requiere de mucha energía y concentración. Al ver un objeto en la vigilia, este mantiene sus cualidades íntegras, pero en el mundo onírico todo es mutable y espontáneo. Parte de la practica de la ensoñación consiste en solidificar con la consciencia (respiración y atención) todo aquello que le rodea. Es de suma importancia que la práctica de la atención se lleve a cabo desde la vigilia, pues será casi imposible replicarla en el mundo onírico si no está del todo entrenada. Si en el ensueño (así como en la vida en general) no hay atención, la experiencia simplemente se queda en el olvido.

     

    Si se vive en un mundo donde la atención está atrapada por programas de televisión, noticias de la radio, el muro de sus redes sociales o los chismes que a diario se cuentan entre amigos y vecinos, nuestra energía está siendo drenada y la consciencia está siendo manipulada. Probablemente la consciencia “despierte” en el momento que se fije la atención en el vaivén de los árboles al ser acariciados por el viento, o se contemple el sereno alzar de sol sobre el horizonte al alba. Mientras se mantenga la atención en cosas imposibles de comprobar a través de la propia experiencia, tan sólo se aletargará y prolongará el sueño personal. Si el deseo es “despertar” del sueño, entonces hay que comenzar a enfocar la atención donde nunca se pone. Hay que fijarse en los detalles de todas las cosas, en las texturas y movimientos. Atender hasta la más mínima de las sensaciones que el cuerpo experimenta durante el día. Recupere la autoridad y dominio de su propia atención y mire su realidad revelarse tal y como es.

     

    Las “etiquetas”

    Cuando nacemos, nuestro sistema de interpretación de la realidad se encuentra sumamente activo, y todo alrededor es nuevo y asombroso. Las cosas lucen tal y como son, por lo que cualquier reacción que tengamos ante el mundo exterior depende más de nuestros sentidos físicos que la interpretación misma de lo que sucede. Estamos muy atentos a todo y por ello nos es tan fácil aprender. Un bebé no teme a los insectos porque no ha tenido la experiencia de enfrentarse con algún piquete o mordedura. Simplemente es capaz de lanzarse a la experiencia de tocar o hasta comer alguno de esos insectos, y no es hasta que el insecto responde con algún ataque o alguno de los padres interviene con algún regaño, que el bebé crea la impronta (ahora mental) de que el animal es peligroso. A este proceso de reconocer el mundo le denomino el “etiquetado de las cosas”. Conforme exploramos el mundo comenzamos a poner etiquetas a los objetos y a las personas, tal cual lo hacemos con los productos de las tiendas. Al rostro de nuestro padre le ponemos la etiqueta de “Papá”, y al abrir la etiqueta nos encontramos con una descripción detallada que incluye rasgos físicos, información personal, cualidades y atributos, etcétera. La información de la etiqueta nos sirve para hacer asunciones y emitir prejuicios sobre las cosas. Cada vez que vemos cosas a nuestro alrededor, tenemos ya etiquetados los objetos basándonos en previas etiquetas que hemos puesto a objetos similares desde el comienzo de nuestra vida. El proceso en el que el cerebro lee las etiquetas y asume y decide en base a la información de cada una es principalmente aquello que nos mantiene soñando, fuera del momento presente.

     

    Un paso importante para refinar la atención es el de simplificar la información de todas las etiquetas que hemos creado de todos los objetos y personajes a lo largo de nuestra vida. Cuando decimos las etiquetas de los objetos y las personas, lo hacemos en un proceso totalmente subconsciente. Sin embargo, es importante hacerse consciente de dicho proceso y de hacer lo posible para “des-etiquetar” todo aquello que vemos.

     

    Desafortunadamente, las etiquetas creadas son, en su mayoría, detalladas en base a experiencias limitadas a nuestra burbuja de percepción ya la forma en la que interpretamos dichas experiencias. Además, al des-etiquetar las cosas, la mente entra en un estado de contemplación en el que puede ver la naturaleza de lo que mira y tiene la oportunidad de crear una nueva etiqueta. Cuando quita la etiqueta de un objeto para re-escribirla, lo mejor es crear nuevas lo más sencillas y limpias posibles. La razón por la que las etiquetas deben ser simples es por la cantidad de energía que la mente invierte en procesar las etiquetas al tomar decisiones. Además, entre menos información tenga cada etiqueta, habrá menos prejuicios sobre dichas cosas, incluyendo personas y lugares. El simple hecho de considerar des-etiquetar cualquier objeto para re-etiquetarlo ya pone a trabajar su atención y lo sumergen en un estado de consciencia acrecentado, en donde el enfoque juega un papel importante en crear la nueva etiqueta.

     

    Des-etiquetar es un proceso importante para refinar nuestra atención y ver el mundo de una manera más clara y objetiva. Para quitar las etiquetas, es necesario ser conscientes de que existen y estar dispuestos a cuestionarlas y revisarlas. En algunos casos, simplemente podemos reconocer que nuestras etiquetas son limitadas y que pueden no representar la realidad de manera completa o precisa. En otros casos, podemos buscar activamente nuevas experiencias y perspectivas para expandir nuestras etiquetas existentes y agregar nuevas etiquetas a nuestro repertorio.

     

    Para quitar las etiquetas existentes, podemos comenzar por prestar atención a nuestros pensamientos y reflexionar sobre las suposiciones que hacemos sobre el mundo y las personas que nos rodean. Podemos preguntarnos si nuestras etiquetas son precisas y si están basadas en evidencia sólida o si son prejuicios o estereotipos. También podemos tratar de ver a las personas y objetos con una mente abierta y curiosa, sin juzgarlos o etiquetarlos inmediatamente. Al hacer esto, podemos permitir que nuestras experiencias y percepciones se desarrollen de manera más natural y orgánica, sin estar limitados por nuestras etiquetas antiguas.

     

    Cuando uno quita las etiquetas en una persona, se puede notar que todas las cualidades que asumimos se pierden, al punto en que hasta el nombre de la persona parece no coincidir. Es una sensación muy extraña que también aparece cuando quitamos las etiquetas de algún objeto. La palabra designada al objeto tiende a perder significado, y el objeto se torna más preciso y nuestra mente más atenta a este. Es importante estar conscientes de que las etiquetas no definen completamente a una persona u objeto y que pueden limitar nuestra percepción de ellos. Al quitar las etiquetas, estamos abriendo nuestras mentes a nuevas posibilidades y a una percepción más profunda y auténtica de la realidad.

     

    Además, es importante recordar que el proceso de des-etiquetado es continuo y nunca concluye. Siempre habrá nuevas etiquetas y perspectivas para descubrir y explorar, y debemos estar abiertos y dispuestos a revisar y actualizar nuestras etiquetas a medida que aprendemos y crecemos. Al mantener nuestras etiquetas simples y limpias, podemos ayudar a nuestra mente a procesar la información de manera más eficiente y reducir el sesgo y los prejuicios que pueden estar influenciando nuestras percepciones.

     

    Ejercicios de Atención

    Me encantaría compartir ejercicios muy eficaces para retomar control de su atención y reforzar los músculos de la consciencia. Estas prácticas deberán considerarse como un entrenamiento a llevarse a cabo en el mundo de la vigilia, y que no necesariamente deben ser replicados durante el ensueño. No sólo ayudan a mantener la solidez del mundo onírico al “despertar” en él, sino que también potenciarán la vida regular, mejorando las capacidades de enfoque. El propósito es el de trabajar y robustecer la atención, misma que será crucial para experimentar el sueño lúcido durante el mayor tiempo posible. Todos los ejercicios son inspirados de diferentes tradiciones y enseñanzas antiguas del mundo, y simplifican todo un proceso de aprendizaje personal para alcanzar el ensueño.

     

    Desplazamiento de planos

    Intente ubicarse en algún lugar abierto donde pueda identificar objetos a diferentes distancias entre sí. Un buen ejemplo es cualquier espacio amplio en la naturaleza donde los árboles sean los objetos del ejercicio. Tome una postura cómoda e inicie la respiración del guerrero. Después de un par de minutos, abra bien sus ojos y ubique el objeto más cercano que se encuentre frente a usted y fije su mirada en él mientras inhala. Al exhalar, ubique otro objeto que se encuentre ligeramente más distante al primero y mantenga su mirada fija en un punto del objeto. Inhale y cambie su mirada a otro objeto más distante del anterior, penetrando la vista en un pinto fijo del objeto. En cada inhalación y exhalación irá clavando su mirada en un objeto más lejano al anterior. Intente con todas sus fuerzas “inhalar” o “exhalar” el objeto que se encuentra mirando, y así establecer una conexión profunda con dicho objeto. Asegúrese de que durante el ejercicio lo único que se mueven son sus ojos y no su cabeza o el resto de su cuerpo.

     

     

    El objetivo del ejercicio es que perciba la totalidad de las cosas que mira, así como de permitir a los ojos moverse de manera rápida y precisa. Si no le es posible hacer el ejercicio en un espacio abierto, coloque dos objetos pequeños frente a usted. El primero a 2 metros de distancia y a una altura por debajo de sus ojos. El segundo al doble de distancia y sutilmente más elevado que el primer objeto. Ahora coloque el dedo índice de su mano izquierda a unos 10 centímetros de la punta de su nariz y el dedo índice de su mano derecha a la altura de su nariz, pero con el brazo estirado. La distribución de sus dedos y los objetos deberán formar una línea recta. Ahora comience mirando la punta del dedo que se encuentra más cerca de sus ojos, “inhalándolo” y “exhalándolo”. En la siguiente inhalación, fije la vista a la punta del dedo del brazo que tiene estirado. Así, continúe con el resto de los objetos, y una vez llegado al último de ellos, regrese poniendo la mirada desde el más lejano hacia el más cercano, siempre con una respiración profunda en cada objeto. Después de algunas series, deshaga la secuencia y fije la mirada en los objetos en orden aleatorio, asegurándose que de “respira” cada uno de los objetos.

     

    Siguiendo la flama

    Se puede conseguir una vela de preferencia que pueda sostenerse por sí misma en cualquier superficie plana. Se coloca la vela encendida sobre cualquier mesita de alrededor de 1 metro de alto (preferiblemente de material no flamable). Si no se cuenta con algún mueble donde poner la vela, se puede colocar en el piso. Se asegura de tener al menos 3 o 4 metros de radio con respecto a la vela en los que no haya objetos con los que se pueda tropezar. Ahora se comienza a caminar alrededor de la vela, pero no se quita la mirada de la luz que la flama proporciona. No importa la forma en la que se camine; lo único que importa es que mientras se rodea la vela no se retire la mirada de ella. Se puede iniciar el trayecto en sentido de las manecillas del reloj y dar al menos 3 vueltas lentamente alrededor. Después se cambia el sentido del caminar al lado contrario de las manecillas del reloj, y en todo momento se mantiene la vista en el fuego. Mientras se camina, se concentra en practicar la respiración del guerrero.

     

    Se puede intentar variar el movimiento del cuerpo con respecto a la vela. Tal vez se desee girar el torso del cuerpo mientras se camina, o quizás brincar en vez de caminar. Se puede incluso caminar en reversa (es decir de espaldas) para exigir más a la atención. Un ejercicio sumamente poderoso que hacen algunos practicantes avanzados es el de imitar el caminar de cualquier animal de su preferencia mientras miran el fuego. Algunos eligen aves como el águila y mueven sus brazos como intentando volar. Otros deciden ser ágiles como el jaguar o el mono, y utilizan cada extremidad de su cuerpo como tal. Se hace lo que se haga y como se haga, sin quitar la mirada de la vela y concentrándose en mantener la respiración del guerrero durante el ejercicio. Es recomendado practicarlo en espacios abiertos y en privado. También puede ser un buen motivo para convivir con niños pequeños y aprovechar para practicar la atención de todo el grupo. Personalmente, no recomendaría reemplazar la vela por una fuente de luz artificial, pues el fuego tiene un efecto especial en la atención. Por ello, se deben tomar las precauciones necesarias para evitar accidentes e incendios.

     

    Reloj ocular

    Para este ejercicio será necesario tomar como referencia los relojes de manecillas y la distribución de los números en ellos. Cierre sus ojos y respire profundo. Inhale y mire hacia arriba, es decir, a las 12 en punto del reloj. Exhale y mire hacia la 1 en punto del reloj, apuntando con los ojos hacia arriba/derecha. Inhale y mueva su vista a las 2 en punto; exhale y mueva la vista completamente a su derecha, a las 3 en punto. Continúe con cada hora del reloj, inhalando y exhalando en sincronía.

     

     

    Si realiza correctamente el ciclo, iniciará nuevamente a las 12 en punto inhalando, listo para repetir el ejercicio. De al menos 7 vueltas con respiración serena y profunda a lo largo del reloj. Si lo desea, puede realizar el ejercicio en sentido contrario a las manecillas del reloj por otros 7 ciclos. También puede hacer la práctica con los ojos abiertos; si es el caso, le recomiendo utilizar un gráfico conocido como “ojo tibetano” que puede encontrar fácilmente en internet.

     

    Trazando luces

    En neurociencias se conoce como Sistema de Activación Reticular Ascendente (o por sus siglas SARA) a la capacidad de visualizar imágenes en nuestra mente que evocan las áreas del cerebro relacionadas con la visión. Es muy similar al mecanismo que nos permite acceder a diferentes estímulos sensoriales de manera mental y que llamamos “imaginación”. El sistema de activación reticular es una herramienta indispensable para entrenar la atención que ejercitada correctamente puede agilizar el proceso de manifestación. Lo asombroso del SARA es que funciona incluso con objetos o situaciones que no podrían existir en la realidad de la vigilia. Con el típico ejemplo de imaginar al elefante rosa es posible darse cuenta la capacidad que el SARA tiene para permitir a la mente visualizar aquello que no existe. Muchos científicos, incluyendo a Albert Einstein, Isaac Newton, aseguran haber utilizado la imaginación (específicamente su SARA) para desarrollar las teorías ya comprobadas que hoy se encuentran escritas en los libros de física.

     

    Se utilizará entonces el SARA para visualizar algunas figuras geométricas en particular siendo trazadas por luces de colores específicos. Hay qu eimaginar un cuarto oscuro en el que se enciende una luz de bengala, como las que los niños usan para entretenerse en festividades navideñas. ¿Se ha dado cuenta cómo las chispas dejan estelas de luz al moverse? Dichas líneas o trazos de luz son los que vamos a intentar imaginar. A continuación, mencionaré el primer ejercicio de manera simple y detallada, de manera que sea comprendida la naturaleza y esencia del ejercicio y se pueda aplicar a otras figuras geométricas de mayor complejidad.

     

    Cierre sus ojos y respire profundamente. Comience por imaginar una fuente de luz color rojo en medio de la oscuridad. La fuente de luz debe ser similar a la luz de bengala mencionada con anterioridad, sólo que no tiene que emitir chispas de su centro (aunque si le es más fácil imaginarlo literalmente como una luz de bengala, siéntase libre de hacerlo). Ahora visualice el centro de luz moviéndose en forma de un 8 horizontal, igual al símbolo del infinito. A este símbolo se le conoce como lemniscata. El lado derecho de la lemniscata deberá ir en sentido de las manecillas del reloj, mientras que el lado izquierdo girará en sentido contrario de las manecillas del reloj. En todo momento debe existir sólo una fuente de origen de la luz, y la estela que la sigue debe ser del mismo color de su origen. Una vez que la luz haya completado algunos ciclos, proceda a sostener cada ciclo de manera rítmica. Ahora concéntrese en la respiración del guerrero y asegúrese de que cada vez que inhale y exhale, el color de la estela de luz que forma la lemniscata recorrerá el espectro de luz progresivamente hasta llegar al violeta. Inhale y exhale observando (con los ojos cerrados) la luz formando la lemniscata en color rojo. Inhale y exhale observando como cambia al color naranja. Continúe con cada respiración hacia el color amarillo, verde, azul, índigo y por fin el violeta.

     

     

    De la misma manera que ha trazado la lemniscata con luces en su imaginación, puede proceder a practicar las siguientes figuras geométricas siguiendo la misma dinámica de colores y velocidad que utilizó para la lemniscata. Intente rotar las siguientes figuras mientras el centro de luz traza la estela de luz formando la figura.

     

    Pulso

    Espiral

    Estrella de 5 Puntas

     

    Triángulo y Círculo

     

    Contemplación

    ¿Cuánto tiempo puede mirar un objeto sin que la mete comience a emitir juicios sobre ello o simplemente divague en temas completamente ajenos? La contemplación es el acto de ver en silencio interno. Cuando se contempla, no hay un diálogo interno que recite la información detallada de las etiquetas. Precisamente es quitar la etiqueta de las cosas y verlas tal y como son. La contemplación da a la mente el poder de actuar con mucho mayor rapidez y eficacia que cuando se juzga o se analiza (con exceso).

     

    Cualquiera se asombraría de todo aquello que se puede hacer en situaciones de muerte. Por ejemplo, si alguien se encuentra con un puma en medio de la selva y este gruñe ferozmente, le aseguro que la persona no tendrá tiempo para pensar si el animal es lindo, o si vive cerca, o si tiene familia, o si aún se está a tiempo para llegar a una importante cita. El cerebro dejará de leer etiquetas y sólo reconocerá el peligro de morir. Si la persona cuenta con el poder personal suficiente, será capaz de correr más rápido de lo que cualquiera podría imaginar y la persona podría hasta trepar un árbol para salvar su vida. El riesgo de morir es una situación extrema que para nada se recomienda buscar o inducir. Sin embargo, tan sólo hacerse consciente de que siempre existe la posibilidad de morir puede llevarnos a contemplar la vida misma desde una perspectiva mucho más amplia y enriquecedora.

     

    Para trabajar la contemplación y evitar que las etiquetas nos impidan ver las cosas como son, será necesario entrenar la atención y redirigir el diálogo interno cuando miramos algo. Un poderoso ejercicio que Pedro compartió conmigo fue el de describir los objetos y personas que miramos a través de sensaciones y no de prejuicios. Me dijo que cuando mirara algo, iniciara un diálogo interno en el que respondiera las siguientes preguntas:

    1. ¿De qué color es lo que miro?
    2. ¿Qué sonido emite lo que miro? (si es estático ¿qué sonido emitiría si le doy un golpecito?)
    3. ¿Cuál es su textura y cómo se sentirá tocarlo?
    4. ¿Qué sabor producirá en mi boca?
    5. ¿Qué aroma(s) tiene lo que veo?

     

    Se debe considerar responder las preguntas mentalmente, poniendo toda la atención en sentir las respuestas. Es necesario activar con la mente nuestro sistema sensorial, puesto que solo así podremos concentrarnos en contemplar el objeto. Se debe intentar responder las preguntas sin juicio alguno, sin pensar en experiencias pasadas o en cosas que otras personas han dicho sobre lo que se mira. Hay que concentrarse en el momento presente y responder las preguntas de manera objetiva y puntual. Para potenciar la contemplación, se debe anclarse a la respiración, de modo que no haya forma de que la mente divague. Si no se está pensando en cualquiera de las 5 preguntas o en el objeto que se mira en sí, se debe enfocarse en la respiración. Si se logra responder con los sentidos satisfactoriamente, se puede dar paso a silenciar la mente, solo para confirmar que las respuestas son coherentes con lo que se mira. Es muy importante ceder al silencio interno al responder las preguntas, pues en ese momento se tendrá la oportunidad de reescribir la información de la etiqueta si es necesario. De lo contrario, se encontrará contemplando en paz y serenidad. Haga este ejercicio con dedicación y regularidad. En poco tiempo se podrá silenciar el diálogo interno más y más hasta mantenerse en estado de contemplación sin siquiera pensarlo.

     

    Anclaje onírico

    Al practicar todos los ejercicios anteriores, uno puede mantener la atención en cualquier objeto que se decida durante el sueño. Lo importante es que, sin importar el movimiento de acceso que se haya ejecutado para "despertar" en el sueño, se debe enfocar la atención en algún punto específico alrededor de uno. Esto significa que, si se accedió mirando las manos, se debe dirigir conscientemente la mirada a cualquier otro punto en el entorno que no sean las manos. Si hay un objeto fácil de reconocer frente a uno, se debe mirarlo el mayor tiempo posible, concentrándose en la respiración y en contemplar el objeto. A partir de ese momento, se deben establecer dos puntos de anclaje en los que la atención pueda agarrarse mientras no se mira el entorno. El primer punto de anclaje en todo momento será la respiración, procurando que sea profunda e ininterrumpida. El segundo punto de anclaje será el tótem (o las manos en caso de acceder con ellas).

     

    La experiencia para anclarse al mundo onírico será alternar la atención entre cualquier punto en el exterior, la respiración y el tótem.

     

    Es probable que la respiración y el tótem se mantengan sólidos y constantes, especialmente si ya se ha trabajado en mantener la respiración profunda y en calma. Pero el objeto que se decida mirar alrededor puede sufrir transformaciones o deformaciones muy rápidamente. Si al regresar la mirada alrededor no se encuentra el objeto inicial en el que se puso la atención, se debe fijar la vista en cualquier otro punto y mantener la atención ahí el mayor tiempo posible. Hay que hacer el mejor esfuerzo para mantener la atención en el objeto y, en cuanto se sienta que se pierde energía o que el sueño colapsa, regresar nuevamente a los puntos de anclaje. Realizar este mismo ejercicio en la vigilia puede preparar aún mejor para el momento en que se despierte en alguno de sus sueños. Se debe realizar el ejercicio al menos un par de veces antes de pasar al siguiente y último paso de la ensoñación.

     

    Cuarto Paso: Intento

     

    La ensoñación comienza realmente hasta que se llega a este paso, pues es a través del intento que la manifestación de lo posible y lo imposible sucede. Recuerde que el intento es la fuerza con la que se da acción a cualquier energía disponible para manifestar lo que la voluntad desea. Realizar exitosamente los tres pasos anteriores no garantiza que el intento suceda de igual manera. Sin embargo, si el entrenamiento se ha llevado a cabo con disciplina y una intención impecable, el intento sucederá de manera fluida y natural. No habrá nada que pueda detenerlo para intentar y lograr cualquier cosa en el ensueño. Existen básicamente dos caminos para manifestar a través del intento dentro del mundo onírico, mismas que se deberán experimentar en su totalidad para ejercer la maestría del ensueño.

     

    Caminos Oníricos

    El primer camino es permitir que el sueño mismo propicie los elementos y las circunstancias sobre los que se deba actuar o intentar para formar parte de la trama de manera consciente. Esto implica que, después de anclarse con la atención, se deberá mantener el ejercicio del anclaje por el mayor tiempo posible hasta que se decida ejercer acción en el sueño. Si el sueño propone alguna situación social en la que varios personajes estén involucrados, se puede intentar hablar con alguno de ellos y realizar preguntas puntuales. Se puede investigar sobre el nombre de los personajes o cómo se relacionan con uno. Por otro lado, si el sueño sugiere situaciones arbitrarias y sin mucho sentido, se puede interactuar con curiosidad utilizando todos los sentidos para influir en el entorno. Se puede tocar, mirar, escuchar, oler y saborear lo que sea que aparezca frente a uno. Mientras se hace esto, se debe mantener plena consciencia de que se encuentra en un sueño, y de que uno está bajo control en todo momento. Con este método se ejercita la improvisación y exploración en el momento presente. Personalmente creo que es la manera de ensoñar más sencilla para practicar, pero la que al final puede otorgar mejores resultados para reajustar y realinear nuestra vida durante la vigilia. Así uno se mantiene con mayor poder personal en el momento presente y es posible mantenerse “despierto” por más tiempo a lo largo de la experiencia de la vida.

     

    El segundo camino para manifestar en el mundo onírico con el intento es a través de la planeación previa al acceso. Es posible decidir con anticipación sobre situaciones y lugares en los que se desea envolver y poner la atención en conducirse a ellos. Esto requiere definir de manera exacta los elementos principales que se desea manifestar durante el ensueño y así lograr elaborarlos con el intento. Esta técnica requiere mayor enfoque y energía, puesto que deshacer la trama original del sueño y reajustarlo a voluntad es un proceso de suma concentración. La inestabilidad del mundo onírico exige que toda alteración del mismo sea sostenida por la consciencia en total templanza y determinación. Entre más ordenado se encuentre el Tonal, más fácil será que el intento suceda con éxito. Nada tiene que ver el manifestar objetos, personas o situaciones despegadas de la realidad, con la dificultad para lograrlo. La fluidez en sí de la manifestación depende de la limpieza física y mental que se ha venido realizando. Precisamente por la dificultad de esta forma de ensoñar, sus implicaciones pueden ser una mayor aplicación de energía y, en consecuencia, cansancio al despertar o colapsos constantes del sueño. La recomendación más efectiva que puedo sugerir es la de realizar las prácticas de preparación con disciplina y dedicación. Hay que recordar que estos ejercicios están diseñados para reducir los niveles de estrés y mejorar las habilidades de concentración, retención y acción en cualquier plano en el que se encuentre la consciencia. Pese a lo anterior, utilizar esta técnica de ensoñación podrá llevar a vivir experiencias descomunalmente reveladoras. Ensoñar de esta forma ofrece una extraordinaria expansión de la burbuja de percepción, de manera que la experiencia humana es trascendida a lo extraordinario y etéreo. En este capítulo, se hará énfasis en diferentes caminos que se pueden tomar al elegir esta vía de ensoñación.

     

    Durante el paso del intento es muy fácil desarrollar interpretaciones que, en vez de otorgar entendimiento y liberación, crean mayor confusión o refuerzan la limitación que se desea superar. Contar con un guía que aclare las dudas sobre las experiencias del ensueño es crucial para un desarrollo personal sano. Se puede acudir a cualquier psicólogo especializado en hipnosis o bien a cualquier practicante del ensueño con varios años de experiencia. El ensueño busca mejorar la vida, no complicarla. Precisamente al disponer del intento durante el ensueño, los mecanismos de defensa del inconsciente jugarán un papel importantísimo en el proceso de manifestación en el mundo onírico. A pesar de que se deben mantener los sistemas de interpretación de la mente lo más inactivos posible, es normal que durante las primeras prácticas uno desee comprender a detalle el significado de lo que aparece en sus sueños. Al ensoñar no necesariamente se busca un significado, sino que se pretende que sea el soñador y el soñado quienes elaboren los significados y circunstancias necesarias para resolver y aclarar obstáculos que ya se tienen ubicados, o bien, que están por revelarse.

     

    Una vez que se encuentra “despierto”, consciente de que se encuentra soñando, y que se ha logrado sostener con la respiración y atención, se buscará que la consciencia sea quien dirige el vehículo con el que se mueve a través del mundo onírico. El poder de mover dicho vehículo permitirá acceder a información especial ubicada en el inconsciente personal y colectivo. Las situaciones que se es capaz de crear llevarán a unificar la consciencia ordinaria con la del doble. El soñador y el soñado serán uno sólo, y se conocerá la totalidad de uno mismo. La información que se presentará es virtualmente real y de vital utilidad para un proceso de autodescubrimiento y crecimiento transpersonal. Por eso será muy importante practicar ambos caminos de manifestación a través del intento, preferentemente en el orden mencionado anteriormente.

     

    A continuación, dejo algunos escenarios y lugares a los que se puede dirigir el intento durante el ensueño, mismas que Pedro compartió abiertamente conmigo durante nuestros encuentros. He probado personalmente todos ellos, y puedo asegurarle que las improntas generadas tras vivenciarlos han sido profundamente sanadoras y empoderadoras. Recalco nuevamente la importancia de practicarlos con la asistencia de algún guía especializado que aporte en la interpretación de las experiencias.

    Hay que confiar en la capacidad y poder personal para llevar el intento hasta los límites de la imaginación.

     

    Desenlace de ciclos

    Durante el transcurso de nuestra existencia, todas las actitudes que aprendemos en nuestra infancia temprana se ven repetidas, sin importar si son constructivas o no. Existen eventos que experimentamos una y otra vez, los cuales tan sólo drenan nuestra energía y desestabilizan nuestro Tonal. Cada vez que nuestro cuerpo se ve sometido a estímulos ligados a improntas limitantes, algunas neuro-asociaciones del cerebro interpretan que son procesos “normales” y el inconsciente permite que sucedan. La razón es simplemente que aprendimos repitiendo, y rara vez repetimos métodos para liberarnos del sufrimiento. Así vamos creando “ciclos” en nuestra vida, mismos que estancan nuestra energía y limitan nuestro poder personal. Lo peor es que muchas veces, la consciencia sabe de antemano que dichos ciclos son destructivos para nuestra salud (física y mental), pero simplemente nos es muy difícil salir de ellos. Recuerde que son las improntas almacenadas en su cerebro lo que refuerza la repetición de actitudes corrosivas. Son nudos que deben ser desatados. La recapitulación es uno de los métodos más efectivos para desatar dichos nudos, pero es una técnica que requiere de tiempo y dedicación por parte del practicante.

     

    Sin embargo, podemos poner nuestro intento en diseñar una experiencia presente que nos permita cerrar cualquier ciclo que se encuentre pendiente de concluir. Hay ciertos eventos en particular en nuestra vida que deben ser vividos con consciencia y que aceleran el proceso de sanación emocional. Son eventos de transformación personal, en los que recreamos improntas que nos llenan de poder y liberación. Dichos eventos suelen ser principalmente conversaciones, logros o simples contemplaciones de sucesos insólitos. Aquellos psicólogos que utilizan la hipnosis como herramienta de trabajo, son especialistas en diseñar y recrear eventos que propicien la reestructuración de improntas sufrientes. Al poner el intento en manifestar un evento específico en el ensueño, aumentarán las probabilidades de que este se manifieste tarde o temprano. Hay que intentar soñar con alguna situación en particular que lleve a cerrar ciclos inconclusos para reforzar los procesos de liberación.

     

    Para inducir cualquier escena que culmine algún ciclo en particular es necesario comprender a profundidad el origen de dicho ciclo y el acuerdo que se sostiene para mantenerse activo. Nuevamente recomiendo que, de no conocer las condiciones del ciclo que se desea concretar, se acuda con un especialista que pueda guiar en la creación de dicho evento. No hay que malgastar el tiempo y energía en intentar ensoñar con acontecimientos que sólo confundirán más o provocarán más daño. Sólo la sabiduría proveniente del corazón es capaz de ofrecer luz y conocimiento para diseñar un sueño en el que, a través de la experiencia, pueda sanar improntas que aún le provocan sufrimiento. Vale el intento de permitir que la consciencia viva en el ensueño aquello que le es imposible vivir en la vigilia, de manera que la totalidad del ser incorpore la experiencia profundamente. Sin importar si es en el mundo onírico o en vigilia, la experiencia sensorial es lo que lleva a al cuerpo y a la mente a asimilar cualquier cosa que se desee.

     

    Un interesante caso que puedo compartir es el de un hombre a quien tuve la oportunidad de guiar en su aprender de ensoñar. El hombre se enamoró profundamente de una joven muy atractiva. Llevábamos ya tiempo indagando en la práctica del ensueño, así que en un par de ocasiones él se encontró con ella en el plano onírico. Cuenta él que, con el paso del tiempo, su intento le llevo a que ambos se enamoraran e intimaran en la vigilia, lo que ocasionó que el hombre desarrollara una fuerte codependencia hacia ella. Después de algunas semanas de no verse, el hombre decidió recrear varias experiencias en el mundo onírico donde pudiera frecuentarla. En efecto, ensoñó con ella unas 5 o 6 veces más, según comenta. Cada encuentro que él compartía en las sesiones conmigo era satisfactorio, pues contenía mensajes y enseñanzas importantes para su proceso de desapego. Su último encuentro a través del ensueño con ella constó de un paseo por altas colinas, desde donde se podía contemplar un inmenso río y cientos de aves volando. Después de una agradable plática y algunos gestos de cariño físico, el hombre le dijo a la joven al oído “somos libres; por amor te dejo ir”. Entonces ella se convirtió en un águila y voló sobre los despejados cielos de aquel maravilloso y surreal paraje. Según el practicante, dicha experiencia fue tan vívida que le permitió sobrellevar la situación de codependencia en vigilia y le llevó a culminar su proceso de desapego.

     

    De la misma manera, a través del ensueño una mujer a quien también tuve la oportunidad de guiar, pudo enfrentar una delicada situación que le había limitado por más de una década y que estaba relacionada con su madre. Durante su adolescencia había confrontado a una madre “tirana”, renuente a las decisiones de su hija, especialmente relacionadas a su profesión. Debido a los condicionamientos de la madre basados en experiencias personales, ella dedicó gran parte de su tiempo en decretar cómo sería la vida de su hija si ella elegía el camino de las artes. Aseguró que se transformaría en una “vaga”, drogadicta y carente de dinero. A pesar de que ella negaba dichos preceptos, era tan grande el amor que ella le tenía a su madre, que su mente subconsciente terminó por creer las palabras de la mujer. Años después, cuando la mujer evaluó su situación, se dio cuenta que todo aquello se había vuelto subjetivamente verdad. Se vio a sí misma con los mismos lentes que su madre. Así pues, en un ensueño espontáneo, tuvo la oportunidad de enfrentar a su madre cara a cara y decirle todo aquello que no tuvo el valor de decir años atrás. En el ensueño ella era consciente de que se encontraba en el plano onírico, y que en efecto no importaba qué tan lejos llegaran con la discusión, todo era tan sólo un sueño. Su manera de hablarle a su madre era severa y un tanto agresiva. Sentía que podía en ese momento, con la edad con la que ella ya contaba, imponerse de la misma forma que ella lo hizo cuando ella era más joven. Según cuenta, entre más sentimientos estancados le expresaba, más pequeña se volvía ella en tamaño. Al despertar comprendió que aquel ensueño había sido una herramienta de desahogo emocional, y que ya no era necesaria dicha confrontación en vigilia con su madre. Ello le llevó incluso a sentir compasión por ella, sabiendo lo mucho que le podía hacer sufrir si la situación hubiese sucedido en la vigilia. Al final, la experiencia fue enriquecedora en todo sentido, pues ella pudo sanar una herida profunda y reconstruir la percepción que tenía sobre su propio presente y sobre la relación con su madre. Hoy ella es capaz de agradecer profundamente por las enseñanzas e incomprensible amor de su madre.

     

    Estos ejemplos pueden ayudar a diseñar ahora mismo la escena que se necesita experimentar durante el ensueño para sanar cualquier herida emocional que persista. Las emociones durante la ensoñación ocurren de manera tan lúcida que se debe evitar la obsesión por recrear escenas. El mundo onírico debe ser empleado como una extensión de la realidad, más no como una fuga de la misma. Si alguien pone su intento en acostarse con otras personas, que no son su pareja, tan sólo por placer, estará experimentando el engaño y la traición de todas formas, porque es la mente subconsciente la que sabe que se encuentra en una relación. De igual forma si alguien busca ensoñar una y otra vez con un ser querido que ha fallecido, el poder natural del desapego jamás se manifestará para hacer madurar a dicha persona en su Tonal. Personalmente recomiendo acudir a este recurso en un máximo de 3 sesiones, es decir, tres ensoñaciones exitosas. Considero sano el permitirse concluir ciclos en esta cantidad de sesiones porque también se debe permitir al cuerpo integrar las experiencias oníricas durante la vigilia y aplicar sus enseñanzas a la vida cotidiana. Reitero la importancia de acudir con un especialista en salud mental para fungir como guía y consejero al diseñar una experiencia de este tipo durante el ensueño.

     

    Volar

    Una de las experiencias más maravillosas y reveladoras que se pueden vivir en el ensueño es el volar. Volar como lo hacen las aves; sentir al cuerpo tan liviano que podemos llevarlo a las alturas y trasladarlo a donde sea que lo deseemos. Se cree que la mente humana es capaz de lograr la hazaña de recrear el vuelo gracias a componentes genéticos evolutivos heredados de animales durante millones de años. Las personas que han experimentado volar en sus sueños describen una soltura y libertad muy familiares, como si no hubiese sido la primera vez que se hace. La mente es tan poderosa que es capaz de permitirnos vivenciar un evento para el cual no estamos diseñados en vigilia y que probablemente jamás logremos disfrutar. La maravilla de volar provoca una sensación mágica de expansión, placentera e infinita. Definitivamente es un evento trascendente para la consciencia, puesto que representa metafóricamente el rompimiento de limitaciones significativas en nuestra vida.

     

    Existen muchas razones por las que este acto es relevante para cualquier proceso de empoderamiento que nos encontremos viviendo en vigilia. Al volar se manifiesta, a través del intento, la representación del acceso a la libertad que trasciende el cuerpo. El inconsciente interpreta un “salto cuántico” que transmuta los miedos en poder. Volar es meramente una experiencia espiritual, pues la consciencia, que ha sido durante años condicionada por las leyes físicas del mundo, se ve sometida a una impresión completamente fuera de lo ordinario. Esta sensación comunica al inconsciente la posibilidad de quebrantar limitaciones similares condicionadas por las leyes naturales del mundo. Así, el sistema nervioso toma dicha sensación como una prueba contundente de la capacidad de superación de obstáculos. Además de todo lo anterior, la sensación de volar es tan divertida y alegre que nos conecta profundamente con la inocencia y espontaneidad de nuestro “niño interior”.

     

    Para volar durante el ensueño basta con intentarlo. Puede decirse a sí mismo, como si se quisiera convencer a un escéptico, que esta noche podrá volar como lo hacen las aves. Durante el día, hay que detener las actividades para encontrar un momento de serenidad en el que se permita al cuerpo imaginar la sensación de volar. Se puede incluso intentarlo, pero no con el cuerpo físico, sino con la consciencia. Imaginar que, sin importar donde se encuentre, un cuerpo traslúcido idéntico al que ya se posee sale del interior y se eleva por los cielos. En este ejercicio, se permite a la consciencia sentir al cuerpo traslúcido elevarse sin dejar de percibir al cuerpo físico anclado a la tierra. Por ningún motivo se sugiere realizar esta práctica en las alturas o en cualquier sitio donde exista el riesgo de una caída peligrosa.

     

    En caso de que el vuelo sea complicado de practicar, incluso ya experimentando el ensueño, será necesario comenzar a aligerar el peso de la vida diaria. Deshacerse de todo aquello que se considere como peso, físico o metafórico, promueve el vuelo libre del doble. Aquello que nos limita a vivir el vuelo es todo aquello que nos enraíza a la tierra. Este enraizamiento puede llegar a ser representado en actos mecánicos y rutinas que mantienen a nuestro doble sometido a dichos actos. No se promueve por ningún motivo “des-enraizarse de la tierra”, sino más bien, permitir la descalcificación de dichas raíces. Si se han puesto en práctica todos los ejercicios que se presentaron en capítulos anteriores para ordenar el Tonal, se habrá juntado suficiente poder personal para poner el intento en el vuelo.

     

    Podemos comparar la sensación de volar en el mundo onírico con el flotar del cuerpo sobre el agua. Muchas veces es necesario incluso mover el cuerpo como si se encontrara dentro de algún fluido para permitir al doble flotar sobre el aire durante el ensueño. La diferencia es que al volar no existe el peso de un fluido, sino más bien, la fuerza natural de la gravedad manteniendo el cuerpo del soñado hacia el piso. Es muy importante que, al soñar que el cuerpo vuela, la consciencia sepa con claridad que se está soñando. A veces, cuando se intenta despegar al cuerpo de la tierra en el ensueño, se presenta la sensación de que se flota con complicación, como si algo jalara al cuerpo de regreso al piso. El conocimiento de encontrarse en el mundo onírico da poder al soñado para aligerar todo peso casi instantáneamente y permitir a la consciencia desplazarse a su antojo.

     

    Deseo compartir una postura de poder que aligera el peso energético y estimula el vuelo durante el ensueño. El nombre de este movimiento es “Abrazo al Infinito”, llamado así por Pedro al momento de compartirla conmigo. Hay que asegurarse de encontrarse en un espacio cómodo, libre de juicios y prejuicios que distraigan, preferentemente en la naturaleza o en algún sitio en el que se pueda contemplar el cielo abierto.

     

    1. Encontrarse de pie, relajar la postura completamente y mantener los ojos cerrados durante todo el movimiento. Asegurarse de que los hombros y la cadera estén relajados, así como las rodillas ligeramente flexionadas y los pies a una distancia de 50 cm aproximadamente. Respirar profundo 3 veces, permitiendo que el aire entre primero al abdomen y suba a la caja torácica expandiéndola.
    2. Durante la cuarta inhalación, comenzar a elevar lentamente los brazos hacia arriba y llevar el pecho hacia el cielo. Mantener las palmas de las manos en la misma dirección a la que se lleva el pecho. Este movimiento no debe causar tensión en la espalda, por lo que la altura a la que se eleven las manos no debe sobrepasar la altura de los hombros. Lentamente, llevar las manos abiertas hacia los lados mientras se inhala profundamente. La posición que se adquiere ahora es como si se deseara abrazar a alguien. Es importante concentrarse en mantener los hombros lo más ligeros posible, evitando toda tensión en los brazos y alrededor del cuello.
    3. Inhalar nuevamente mientras se abren las palmas por completo y se llevan hacia atrás, aún a la altura de los hombros. Al mismo tiempo, dirigir el rostro hacia el cielo, manteniendo los ojos cerrados. Sostener el aire en los pulmones en esta última posición el mayor tiempo que sea posible (siempre y cuando no induzca un desmayo por falta de oxígeno). En este momento es de suma importancia concentrarse en las sensaciones que se presentan únicamente en la mitad superior del cuerpo y visualizarse en las alturas.
    4. A continuación, exhalar lentamente y llevar las manos a los hombros contrarios, como si se diera un abrazo a sí mismo, estrechando con fuerza el cuerpo y encorvando ligeramente la espalda, como si se quisiera entrar a un capullo.
    5. Repetir el paso 3 y 4 al menos dos veces más.

     

    Este movimiento estimula sensaciones similares que se experimentan durante el vuelo onírico. Abrir los brazos representa la apertura y ligereza que se tiene a la experiencia. El abrazo simboliza la confianza y sentido de protección necesarios para permitir al vuelo suceder. Asegurarse que, al inhalar y abrir los brazos, la imagen que se visualiza con ojos cerrados es la de estar ya volando. Si se hace correctamente, la atención se centrará únicamente en la parte superior del cuerpo.

     

    Aquella tarde era como el vuelo del águila. Se oían hasta los pasos del Silencio subir por el camino que conduce al templo. Y el hermano Sol parecía una gran fruta madura cayendo lentamente desde las ramas del Cielo en los brazos de las montañas.

    Quetzacóatl, sentado con sus hermanos contemplaba los rizos del agua jugando entre las piedras. Y uno de ellos le preguntó: ¿Por qué no nos hablas sobre el misterio de la muerte? y El, guardó silencio por unos momentos, como recordando, y después así les hablaba:

    “Iba una vez un gusano de los que llaman temictli paseando por la rugosa superficie de un tronco de ahuehuetl. Lo vio una mariposa, que revoloteaba jugando por el aire, y posándose ante él le dijo:

    - ¡Hola, hermano del pasado! ¿Por casualidad sabes que vendrán en el futuro días, en que abandonando esa envoltura terrena te hagas volador como yo y asciendas hacia el Cielo?

    Y el gusano le contestó: -Sí. Eso es lo que me enseñaron mis padres, y a ellos les enseñaron mis abuelos. Decían que después de esta, hay otra vida donde podemos liberarnos de las cadenas de la Tierra y ascender alados a nuevas dimensiones. Mas yo no lo creo, y aunque en mis días y en mis noches pienso que camino hacia algo, mi imaginación se detiene en este Plano, donde adoro el latido de la savia y el palpitar de las hojas cuando me acarician los pies.

    Entonces la mariposa dio un aleteo y volando hacia arriba desapareció. Pasaron varios días, que para el gusano fueron años, y éste notó que le llegaba el final. Se fue hacia una rama saliente de pino y al esconderse el sol una tarde hizo su tumba de seda, acostándose a esperar la venida de la muerte.

    Y con el tiempo llegó la Primavera de su nacimiento como mariposa. Extendió sus alas y veloz como una flecha se ensimismó en el aire dando sus primeros aleteos hacia el sol de la mañana. Y cuando volaba, vio a un gusano temictli que subía trabajosamente por el tronco de un ahuehuetl y posándose delante de él, le dijo:

    ¡Hola hermano del pasado! ¿Por casualidad sabes que vendrán días....?”

     

    -Caiatl Acotl
    Así Hablaba Quetzalcóatl

     

    Evocar a los maestros

    Carl Jung hablaba de un inconsciente colectivo, lugar en el que se alojan los arquetipos (información encriptada de manera abstracta) de todos los seres vivos del planeta. Aseguraba que los sueños eran una herramienta para acceder a este sitio ubicado en niveles profundos del mundo onírico y en el que sólo con la consciencia uno podía navegar a profundidad. En la corriente New Age es conocido como “Registros Akáshikos”, siendo este último un banco de información cósmico donde se encuentra toda la información de todo lo ocurrido y por ocurrir, incluyendo los arquetipos universales. La idea de acceder a la información o códigos que dan forma a la existencia es uno de los anhelos más elevados de los buscadores espirituales de toda era.

     

    Durante el ensueño es posible evocar el espíritu de personas y deidades, con la intención de acceder a información particular que clarifique y enriquezca el camino de nuestra vida. La palabra “espíritu” es utilizada para describir la esencia trascendente de la entidad a evocar. Esto significa que la figura que se evoca sirve como un poderoso medio de interpretación que concede información trascendental. Entonces, es posible evocar cualquier entidad cuya personalidad facilite el entendimiento de dicha información necesaria para nuestro crecimiento y evolución.

     

    Evocar a los maestros es un acto de amor. Al ensoñar, se puede llamar a personas que representen una guía importante en el aprendizaje. El llamado se logra simplemente trayendo a la mente a quienes deseamos evocar, o llamándolos con la palabra y confiar que se van a presentar. No se trata de hacer aparecer a una persona con quien se necesite cerrar un ciclo, sino a quien sea considerado como maestro de muchos. Personas que han dejado un legado especial por sus enseñanzas y acciones, y que pueden honrarse como mentores. No importa si estas personas aún se encuentran con vida o no; el espíritu (su esencia) permanece en la estructura del inconsciente, y dichas personalidades son esenciales para reconstruir memorias generacionales. También ayudan a vislumbrar los misterios del tiempo, sincronizando con el fluir de la existencia y vislumbrando todos aquellos eventos, habidos y por haber, a nivel individual y colectivo.

     

    Niveles de los maestros

    El primer nivel de maestros son aquellas personas que conocimos en nuestra vida y que dejaron enseñanzas especiales en nosotros. Familiares, maestros (escolares y espirituales) y amigos forman parte de este nivel. Evocar estas personalidades es relativamente fácil durante el ensueño, y pueden abrir el camino para realizar evocaciones de niveles superiores. Es importante recordar que al evocar maestros del primer nivel, no contactamos con la entidad física ni con su psique, por lo que no se debe interpretar necesariamente la información obtenida de manera literal. Por ejemplo, si evoca a un familiar que aún vive y que representa su maestro, y éste le dice que él o ella pronto morirá, no necesariamente significará que morirá físicamente. Es probable que el mensaje del sueño sea sobre una muerte metafórica de todo aquello que dicha persona representa, y así dar paso para algo nuevo. Algunas preguntas que podemos realizar conscientemente a estos maestros son:

    • ¿Cuál es su opinión y enseñanza sobre “tal” tema?
    • ¿Cómo puedo resolver “tal” tema personal?

     

    El segundo nivel incluye personalidades de escala global. Seres humanos que han sido y serán recordados por generaciones y que sostienen valores profundos que permiten a las distintas sociedades evolucionar en consciencia y espíritu. ¿Mahatma Gandhi, Platón, Siddartha Gautama, Jesucristo, Nezahualcóyotl? ...usted nómbrelo. Al evocar el espíritu de estas personas, se reactiva la sabiduría interior, pues es la esencia divina de su interior la que producirá el intercambio de información. Así mismo, la información proveniente del inconsciente colectivo se encuentra a su disposición, y es a través de los espíritus de los maestros del segundo nivel que dicha información llega a nosotros. Ellos pueden revelar los misterios del tiempo y entregar conocimiento evolutivo de suma importancia. Los maestros del segundo nivel son atemporales; es decir, que no necesariamente provienen del pasado histórico de la humanidad, sino también existen en el futuro con cuerpos que aún son desconocidos para nosotros. Algunas preguntas que podemos realizar conscientemente a estos maestros son:

    • ¿Cuál es su opinión y enseñanza sobre “tal” tema?
    • ¿Cómo puedo resolver “tal” tema personal?
    • ¿Qué sucedió realmente durante su paso por este mundo?
    • ¿Qué sucederá si se actúa de “tal” manera?
    • ¿Qué le llevó a ser quien es?

     

    El tercer nivel de maestros incluye a deidades de cualquier cultura del mundo. Estas entidades son difíciles de evocar por su complejidad arquetípica. Se requiere elevado poder personal para evocar una entidad inorgánica (no física), y más aún, para comprender el mensaje que tiene para otorgar. Entre más puro sea el intento durante la evocación de estos maestros, más fácil sucederá la evocación. Eso significa carecer de expectativas y permitir a la consciencia contemplar la experiencia con humildad, rendición y serenidad. Evocar a los maestros de este nivel puede llevarnos a interpretar la experiencia de manera esotérica y, en el proceso, perder la esencia primordial del mensaje. Sea consciente de que dichas deidades son arquetipos construidos por el inconsciente colectivo y personal, y que representan complejos atributos humanos que requieren de interpretación evolutiva compleja para ser aplicados en el mundo físico. La información revelada por estos maestros está más relacionada con el desenvolvimiento de nuestro Nagual, mas repercuten de manera proporcional en nuestro Tonal. Algunas preguntas que podemos realizar conscientemente a estos maestros son:

    • ¿Cuál es el significado de “tal” concepto?
    • ¿En dónde se encuentra (el maestro) ahora?
    • ¿Cómo puedo saber quién soy?
    • ¿Hacia donde tengo que ir?
    • ¿Qué debo hacer acerca de “tal” tema?
    • ¿Qué necesita mi entorno o mi planeta ahora?

     

    Preste cuidado en evitar la obsesión por sostener relaciones duraderas con cualquiera de estas entidades en los sueños. La naturaleza del mundo onírico es ser cambiante, y eso es precisamente lo que este plano nos ofrece. El objetivo de ensoñar no es el de volver todos los elementos del sueño completamente consistentes, sino permitir que el mismo cambio nos lleve a experimentar la diversidad de nuestra existencia. El nivel de realidad de aquellas experiencias se refleja en la interpretación de las mismas a través de las reacciones de nuestro sistema nervioso. Permita pues que la naturaleza del mundo onírico lo lleve a explorar situaciones variadas que aporten de distintas maneras a la experiencia plena de la vida.

     

    Lugares de poder

    Así como el espíritu de las personas puede manifestarse durante el ensueño para orientar nuestra experiencia espiritual, también es posible acudir a lugares con características energéticas especiales. Se conoce como “lugares de poder” a espacios virtuales en los que nuestro Tonal se identifica y que activan centros de la burbuja de percepción, permitiendo a la energía fluir para acrecentar la burbuja. Los lugares de poder son aquellos puntos geográficos, comúnmente abrazados por naturaleza pasmosa, en donde es posible identificar dicho flujo energético por su notable influencia en el Tonal. Lo que hace a estos sitios “lugares de poder” pueden ser sus cualidades energéticas naturales, o bien, los significados impuestos por las consciencias individuales y colectivas.

     

    Aquellos lugares de poder que existen en vigilia son sitios en los que nuestra psique estableció un nexo emocional y sensorial profundo. Probablemente alguna montaña, río, o incluso templo, en el que se haya experimentado al Tonal sensible y receptivo. Todos nosotros podemos pensar en un paraje o rincón que encontramos a lo largo de nuestra vida en el que experimentamos una conexión especial con el Todo. Aquellos espacios sostienen sus cualidades energéticas dentro de nuestra psique, y son capaces de reavivar las sensaciones que provocaron en nosotros acudiendo a ellos, ya sea en vigilia o en ensueño. Estos lugares poseen el espíritu (la esencia) de todos los elementos que los conforman; las montañas, las plantas, los animales, la tierra, el aire, el agua y el fuego (la luz).  Existen principalmente tres tipos de lugares de poder, independientemente si su existencia es en el plano onírico o en la vigilia.

     

    El primero de ellos es el lugar de poder personal. Este es un sitio en el que el individuo desarrolla un vínculo especial por la influencia de este. Usualmente es representado por algún lugar en el que se experimentó una situación de serenidad profunda o de empoderamiento. El Tonal guarda entonces las cualidades de la experiencia y las evoca cada vez que se encuentra en el mismo lugar. Un colega asegura que su sitio de poder personal preferido es una cueva ubicada en lo alto de un cerro, al norte de México. Cuenta que el llegar ahí, además de haber sido una aventura inolvidable que vivió en soledad, le permitió vislumbrar momentos de su pasado en los que había sufrido y adquirió el poder para reconfigurarlos y sanarlos. Le expliqué que no necesariamente significaba que la cueva tuviera poder propio, sino que también importaba el proceso que había vivido para llegar hasta aquel lejano punto, y que su Tonal entonces se dispuso a ser alineado tras el estímulo del esfuerzo físico, mental y espiritual que se requería.

     

    Una mujer a quien tuve la oportunidad de guiar en su proceso de empoderamiento compartió conmigo un sueño en el que se encontraba sentada sobre un muelle, ubicado justo en el centro de una laguna color turquesa. No sólo afirmó que las emociones de paz y templanza manifestadas en el sueño eran claras y vívidas, sino que la imagen era tan simple que ese lugar de poder le permitía evocar a sus maestros con mayor facilidad y entablar conversaciones con ellos en el muelle.

     

    Un caso maravilloso más es el de un hombre que logró sanar su relación con su padre durante un taller de empoderamiento. Durante un ejercicio en el que debía visualizar un momento en el que experimentó profundo apoyo de su padre, logró visualizar el parque en el aprendió a montar bicicleta junto a él. La escena resultó ser tan poderosa, que aquel hombre decidió utilizar dicho parque como lugar de poder para continuar con sus trabajos de afirmación y visualización.

     

    El segundo tipo de lugar de poder es el colectivo. Estos son espacios virtuales en los que un grupo de personas vierten un significado o conjunto de significados en común. Así es como comunidades y naciones pueden encontrar en dichos espacios oportunidades para expandir su percepción. Un ejemplo claro son los mitotes en los que los chamanes mexicanos se reúnen con la intensión de cruzar a la consciencia del Nahual como grupo. Deciden entonces atender a un lugar de poder juntos, y en común acuerdo, dirigen su energía en expandir su Tonal. Dicho lugar de poder puede ser accedido de manera personal, mas el intento colectivo suele activar de manera precisa su verdadero y auténtico propósito.

     

    Un grupo de personas que acceden a un lugar de poder colectivo pueden, en conjunto, obtener poder con mayor facilidad que de manera individual. Un ejemplo más práctico de lugares de poder colectivos son los templos o iglesias; en ellos el intento colectivo puede ser establecer un vínculo con una fuerza superior y es más fácil alcanzarlo al encontrarse rodeado de personas con el mismo propósito. E igual que el lugar de poder personal, a estos se puede acceder durante la vigilia o durante el ensueño.

     

    El tercer tipo es el lugar de poder cósmico. Estos lugares de poder trascienden las limitaciones de la realidad impuesta por las leyes de nuestro planeta, llevando a la consciencia a experimentar sensaciones totalmente fuera de lo ordinario. Gracias a los telescopios, la ciencia ha podido revelar eventos cósmicos que eran inconcebibles para nuestra conciencia. Gracias al mundo onírico, también somos capaces de contemplar lugares de extrema rareza, impregnados de cualidades misteriosas e inexplicables para el Tonal personal. Sin embargo, estos lugares ofrecen información arquetípica muy relevante que desafía los límites del tiempo y del espacio.

     

    Este tipo de lugares son los que requieren de mayor poder personal para ser visitados durante el ensueño (ya que la energía requerida para visitarlos en vigilia es aún inalcanzable). Se puede pensar en estos lugares de poder como experiencias interplanetarias, macro y micro-cósmicas, multidimensionales o divinas; todas ellas relacionadas directa e indirectamente con cualidades o situaciones tangibles en el plano del Tonal.

     

    Como las causas y los efectos que estos lugares de poder provocan en la consciencia son de enigmática procedencia y de infinita interpretación, invito a los lectores a poner su intento en esta experiencia y compartir sus propias interpretaciones y conclusiones. No sólo se trata de saber conscientemente de la existencia de los lugares de poder cósmicos, sino de llevar la consciencia hasta dichos lugares y de permitir que afloren emociones y sensaciones que nos guíen.

     

    Creación y manifestación

    Aquello que el intento es capaz de hacer para deleite de nuestra experiencia ordinaria durante el ensueño es el poder de crear, manifestar o materializar cualquier cosa con tan sólo intentarlo. En el mundo onírico se puede hacer aparecer cualquier cosa delante con tan solo utilizar el pensamiento. Quizás le gustaría probar aquel auto deportivo con el que ha soñado por años; o quizás deseé saber cómo es la vida en una bella casa junto al mar del Caribe. Cualquier cosa que la mente sea capaz de imaginar se materializará cuando se está consciente de que se está soñando.

     

    La manifestación durante el ensueño también requiere de gran poder personal y un nivel de enfoque elevado, especialmente con cosas que podrían parecer más difíciles de crear. Este tipo de actividades, si son llevadas a cabo con éxito, pueden llegar a consumir gran cantidad de energía del soñador, provocando que al despertar se experimente cansancio y el cuerpo se encuentre exhausto. Es muy importante practicar los ejercicios mencionados a lo largo del libro (incluyendo los del siguiente capítulo) para mantener en balance su energía y que no sea contraproducente esta actividad para su vida en general.

     

    Cuando tenía 15 años y practicaba la ensoñación como principiante, tuve una experiencia en la que me encontraba en una pradera aparentemente infinita. Sólo era posible ver la extensión de verde pasto hasta el horizonte y el cielo azul. En cuanto me volví consciente de que me encontraba en un sueño, miré a mi alrededor y pensé: “Pero qué lugar tan abandonado y aburrido”. Seguido de eso levanté mi mando derecha, posicionando la palma hacia arriba, y comencé a imaginar (intentar) que a lo lejos en la distancia una montaña se levantaba lentamente. Mi intento funcionó, y la montaña que visualizaba comenzaba a erguirse de manera monumental frente a mis ojos. Entonces no había una barrera que dividiera mi imaginación con la experiencia sensorial que me encontraba viviendo. Continué “jugando” a levantar montañas, sintiendo el esfuerzo que eso conllevaba. Mi aburrimiento se había terminado, había encontrado una actividad que me parecía desafiante y a su vez extraordinaria. Dicha experiencia, una vez finalizada y habiendo despertado del sueño, causó en mi cuerpo un cansancio considerable. Me sentía como si hubiera pasado todo el día ejercitando intensamente mi cuerpo.

     

    No hay mucho que decir sobre esta actividad, puesto que crear y manifestar se vuelve un juego que quien lo practica, establece las reglas a su antojo. Cuando se es aprendiz en la ensoñación, se puede encontrar con algunos obstáculos o impedimentos que hacen de la manifestación algo muy complicado y difícil de realizar. Por ello recomiendo seguir los ejercicios para aligerar el tonal. En la mayoría de los casos es imposible manifestar porque el soñador se aferra a las leyes que gobiernan su realidad y le es imposible aún aceptar las posibilidades infinitas que la mente tiene para proveernos de experiencias vívidas y extraordinarias. La experiencia de crear, manifestar o materializar durante la ensoñación ofrece, al igual que las actividades antes mencionadas, un nuevo camino neural a nuestro cerebro para romper creencias limitantes y empoderarnos directamente en la vigilia. Cuando nuestro sistema nervioso registra nuestra posibilidad de manifestar, nuestro sistema de creencias es reconfigurado para poner nueva energía a nuestra disposición y así manifestar en el plano onírico y de la vigilia.

     

    Sobra mencionar que en ningún momento se debe creer que es posible utilizar esta técnica de manifestación en la vigilia, puesto que dicha creencia puede crear una interpretación disruptiva del Tonal y del Nagual. Lo que usted y yo deseamos es simplemente saber de lo que somos capaces de hacer en el mundo onírico y que las emociones experimentadas tras realizar ahí manifestaciones nos ofrecen poder personal que podemos utilizar en la vigilia, siempre bajo las reglas físicas y naturales del mundo ordinario.

     

    Movimiento Transpersonal

     

    “Pases Mágicos” un término utilizado por primera vez por el autor Carlos Castaneda, quien aseguraba haber recibido instrucciones de su maestro Don Juan Matus para practicar una serie de movimientos conscientes que le permitirían practicar la ensoñación con seguridad y vitalidad. Dichos movimientos fueron más tarde presentados con el nombre comercial de “Tensegridad”, término que se transformó en una marca registrada, y que hoy en día promueve entrenamientos y prácticas bajo su nombre. Dicha disciplina se enseña como secuencias específicas de movimientos que se debe realizar con todas las extremidades y partes de nuestro cuerpo en sincronía con la respiración. La realidad es que, desde un inicio, los pases mágicos eran movimientos que tenían que nacer desde un estado de conciencia no ordinario, o desde la ensoñación. Carlos cita las palabras de su maestro Don Juan diciendo que “los pases son personales”, dando a entender que cada individuo posee una forma distinta de representar, interpretar o concebir dichos movimientos.

     

    Del movimiento al ensueño

    ¿Qué tiene que ver los pases mágicos con la ensoñación? La respuesta esta en la práctica misma de los movimientos y la ensoñación. Puedo escribirle aquí decenas de líneas sobre los beneficios de dichos movimientos y cómo afectan la práctica de la ensoñación, pero sólo poniéndolos a prueba un@ mism@ se puede comprender que la realidad va más allá de mis palabras. Estos pases podrían considerarse también como movimientos transpersonales por su naturaleza multidimensional. Las ventajas de practicar estos movimientos aplican principalmente a la salud física y mental. Los movimientos están intencionados para dar a nuestra conciencia la capacidad de utilizar, disponer, administrar, y aplicar energía de manera eficiente y hasta exponencial. Los movimientos transpersonales ejecutados solo con el cuerpo no son más que representaciones artísticas de las capacidades que tiene nuestro cuerpo para desarrollarse de manera infinitamente creativa. Podrán ofrecer beneficios al sistema inmunológico, a la formación de músculos fuertes y aún mejor funcionamiento cardiovascular. Más el verdadero poder de dichos movimientos se encuentra en el intento que se ponen ellos.

     

    Deseo compartir con usted un caso muy interesante que puede trabajar con un experto en sueños lúcidos. Cuando digo “experto”, no me refiero a un estudioso o investigador del tema; me refiero a una persona que no sólo lo practica diariamente, sino que también tiene un talento natural para ejecutarlo. Todo surgió en una espontánea charla que tuvimos al reencontrarnos después de varios años, en un restaurante de la ciudad de Monterrey en México. Este joven practicaba Hatha Yoga como actividad extracurricular de su universidad. Esta corriente en particular se enfoca en las posturas casi estáticas que desarrollen flexibilidad y atención en la respiración mientras se realizan. Además, trabajan con el balance mental y el desarrollo y fortalecimiento del sistema inmunológico. Por las noches, él tenía la capacidad de ensoñar de manera natural, sin dificultades para acceder al mundo onírico de forma consciente. Mientras hablábamos sobre la forma en la que élera capaz de darse cuenta que estaba soñando, comenzó a mencionar también aquellos momentos en que las pesadillas se manifestaban, aún y cuando él se encontraba bajo control de su propio sueño. Mencionó que uno de sus sueños recurrentes era que se encontraba en casa de sus padres, sentado solo en la sala. Era capaz de darse cuenta que estaba soñando porque las fotografías colgada sobre las paredes eran irreconocibles para él. Sabía que se encontraba en la casa de sus padres, más no podía decir de dónde habían salido dichos cuadros. En el momento en el que se volvía consciente de su sueño, una bruma densa y oscura aparecía en la habitación, sin importar si era de día o de noche. A continuación, él era capaz de sentir una presencia perturbadora que le orillaba a una especie de parálisis corporal. Comenta él que, después de varias ocasiones de experimentar el mismo sueño, un buen día decide intuitivamente adquirir una postura que aprendió sus clases de yoga, la cual no era capaz de realizar del todo en la vigilia. Dicha postura es conocida como la Postura de Loto, y consta en sentarse con las piernas cruzadas colocando el empeine de cada pie sobre el muslo de la pierna contraria. Comenta que, al presentarse la densa bruma y poner conciencia en adquirir esta postura, sus emociones se normalizaron abruptamente y que la densa bruma tomó un color radiante y se desvaneció lentamente. Menciona que fue como si la postura hubiera hecho que la perturbadora presencia reconociera su debilidad ante la Postura de Loto y decidiera desaparecer con fugacidad.

     

    Ahora quisiera compartir con usted una situación similar en la que me vi sometido a una experiencia en la que el movimiento transpersonal, representó una liberación de energía y bloqueos durante una sesión ensoñación. Recién había llegado al Caribe mexicano a vivir, y me encontraba alojado en un hostal mientras me decidía por un departamento para residir. Compartía habitación con al menos diez personas más, por lo que una sola habitación había cinco literas. Regresé muy tarde aquella noche, por lo que caí exhausto sobre mi cama y quedé dormido inmediatamente. Había olvidado apagar mi despertador, por lo que las 5:30 de la madrugada que sonó tuve la necesidad desactivarlo. Había dormido unas cuatro horas, por lo que decidí intentar continuar mi ciclo de sueño en ese mismo momento. Regresé a la cama y me recosté boca arriba, manteniendo mis piernas extendidas y mis brazos a los lados del cuerpo. A pesar de que me encontraba muy cansado, tuve la oportunidad de poner mi atención en la sensación de pesadez en el cuerpo. Contemplé cómo mis extremidades lentamente se apagaban, mas la consciencia seguía activa y yo era capaz de sostener el estado de vigilia. Tras haber transcurrido unos 10 minutos de mantener mi cuerpo estático pero mi mente encendida, decidí mover lentamente mi brazo izquierdo. Experimenté por primera vez en mi vida una sensación única y extraordinaria. Pude ver que mi mano izquierda se levantaba lentamente sobre mi cuerpo y que al mismo tiempo la misma mano se quedaba sobre la cama inmóvil. Se puede imaginar que una forma fantasmagórica de mis brazos se desprendía de mi propio cuerpo, y que dicha forma fantasmagórica realizaba los movimientos que con la mente le indicaba a mi cuerpo realizar. Comencé entonces a mover la mano derecha, obteniendo el mismo resultado. Mientras con la conciencia me desprendía lentamente de mi cuerpo físico, requería de un empujón con mayor fuerza para poder salir de la pesadez mi cama. Intenté exactamente tres veces levantarme, pero cada vez que sentía que me sentaba, una fuerza mayor a la de la gravedad me jalaba nuevamente de regreso a mi posición inicial; recostado boca arriba.

     

    En un desesperado intento por salir de la cama, decidí rodar todo mi cuerpo hacia fuera, con la intención de caer al suelo. Lo que sucedió a continuación cambió mi vida y la forma en la que había experimentado la ensoñación hasta el momento. Me levanté del suelo y miré nuevamente de regreso hacia la cama; me encontraba mirándome a mí mismo recostado durmiendo. Miré alrededor y todo se encontraba a oscuras, en paz y silencio. No sólo comprendí que me había vuelto consciente durante el sueño; literalmente había desprendido mi conciencia de mi cuerpo y entrado directamente al mundo onírico. De hecho, era algo mucho más tangible que el mundo onírico, puesto que mi alrededor era idéntico al mundo de la vigilia. Me sentí pasmado, estupefacto; asombrado y a la vez paralizado. Tras asimilar lo que había realizado, comencé a caminar lentamente por el pasillo que dividía las literas, entre la negrura de la noche y escuchando a las demás personas dormidas. Repentinamente, la puerta de la habitación se abrió dejando entrar una ligera estela de luz cálida que iluminó parcialmente el lugar. Atónito, mire que una silueta oscura entraba caminando. Era un hombre vestido de traje, el cuál portaba un sombrero y carecía de rostro. Mi velocidad comparada con la de dicha entidad era, por mucho, más lenta. La entidad se acercó a mí rápidamente y con sus “brazos” comenzó a empujarme de regreso a mi cama. Tenía la sensación de que ambos nos encontrabsmos gritando, haciendo grandes esfuerzos opuestos, y sin embargo era incapaz de escuchar un solo ruido. En un rápido momento de lucidez, recordé uno de los movimientos transpersonales que había practicado con anterioridad. Comencé a mover mis brazos de manera circular, colocando las palmas hacia delante intentando mantener un flujo energético “hacia fuera”. Mi mano derecha giraba en el sentido de las manecillas del reloj, mientras que mi mano izquierda giraba con sentido opuesto. Tras unas cinco veces de realizar el movimiento, aparentemente en cámara lenta y sabiendo que yo hacía todo mi esfuerzo por hacerlo rápido, se comenzó a generar una luz de tonos cálidos, naranja y dorada, que me recordaba a las centellas que se obtienen de ciertos polvos al ser quemados. Repentinamente, mis manos habían desaparecido y perdido su forma, siendo reemplazados por dos fuentes de luz que emanaban calor. Entonces dirigí mis manos, o dichos orbes de luz, sobre los brazos de la entidad que se encontraba empujándome. Puse toda mi atención en mantener la energía activa, y contemplé cómo gradualmente el ser se iba iluminando con el mismo tono de la luz que provenía de mis manos. El hombre de traje se disolvía en luz que emanaba de mis manos. En cuestión de segundos, la entidad había desaparecido y me encontraba psicológica y físicamente empoderado. Miré hacia el techo de la habitación y de un brinco lo atravesé, llegando a varias decenas de metros de altura. Desde lo alto pude contemplar la playa del Caribe en la que me encontraba y con la conciencia dirigía mi cuerpo de un lugar a otro, con ligereza y completo control, como si fuera yo un ave que podía volar. Continúe disfrutando de la experiencia dando potentes saltos de edificio en edificio, con la intención deliberada de juego y diversión.

     

    ¿Qué clase de secretos se ocultan detrás del movimiento transpersonal, conocido como pase mágico, que parece dar poder al plano psíquico aplicado incluso a la ensoñación?

     

    Dinámica y flujo de la energía

    Por sí mismas, posturas y movimientos heredados de tradiciones como el Yoga, Tai-Chi, Ki-Gong o Gimnosofía, son capaces de estimular la producción de oxitocina, serotonina y dopamina en nuestro cerebro, ofreciéndonos un proceso de desintoxicación celular natural y altamente efectivo. Más estas tradiciones que aceptan el lado e interpretación místico los movimientos aseguran que las actividades psicofísicas son potenciadas a través del intento. Esto significa que no solamente se trata de repetir o replicar movimientos o posturas sólo por el poder de hacerlo, sino que la intención que ponemos durante la práctica y el nivel de enfoque que nuestra conciencia aplica sobre estos, define sustancialmente la profundidad y efectividad de la experiencia. No importa si la disciplina física que usted desea practicar es tradicional o moderna, lo importante es que le ofrezca una variedad de movimientos y posturas que su cuerpo pueda experimentar con diferenciación.

     

    Lo que en nuestros sueños aparece en forma de pesadillas, entidades tenebrosas, bruma, pesadez, dolor, o cualquier impedimento por una experiencia satisfactoria y fluida, no es más que una manifestación psíquica de un patrón limitante que nos aprisiona en ambos mundos: vigilia y sueño. Estos patrones limitantes no sólo se manifiestan como acciones, emociones o sucesos en particular. Según tradiciones ancestrales de todo el mundo, dichas limitaciones encajan en un modelo de energía que se puede trazar con vectores y esquemas que la física puede proporcionar. Se puede imaginar el fluir de un río, y visualizar una enorme piedra en medio partiendo en dos el flujo del agua. También se puede imaginar que al introducir colorante en una vasija grande de cristal llena con agua, se crean patrones con un flujo particular característico del colorante por sus propiedades en el líquido. Se puede incuso introducir un palito de madera en el líquido con colorante y comenzar a jugar con las formas danzantes que se presentan por la interacción del agua en el colorante.

     

    Así como existe una energía de la que disponemos para mover nuestro cuerpo y poner nuestros pensamientos en funcionamiento, existe en un campo similar al del agua dentro de la vasija de cristal, y que no necesariamente puede medirse con herramientas de medición científicas. Este campo no sólo se encuentra alrededor de nuestro cuerpo en forma de huevo luminoso (campo electromagnético); existen en el espacio de nuestra creatividad y nuestra imaginación, los cuales son extensiones de nuestro sistema neural capaz de percibir la totalidad de la existencia. En mi sueño se manifestó como la luz amarilla; en el sueño de mi colega se manifestó con la sensación de paz. Hay que entender que, independientemente de que estas fuerzas existan o no físicamente fuera de nuestro cuerpo, el simple hecho de poder imaginarlas es suficiente para que nuestro sistema nervioso pueda ponerlas en marcha.

     

    Voy a compartir un ejercicio mental más para poder visualizar la energía de la que me refiero. Hay que visualizarse dentro de un cuarto completamente oscuro; en dicha habitación se tiene al menos 5 m hacia delante, hacia atrás y hacia los lados. Ahora hay que imaginar que desde el suelo se encienden unas luces color azul, iluminando una nube de polvo extremadamente fino alrededor de uno. El polvo no parece bajar, sino que se mueve con el aire en un vaivén que lo eleva y lo hace descender suavemente. Ahora hay que imaginar que con las manos se comienza a formar una espiral justo delante de manera rápida. ¿Qué sucede con el polvo azulado flotando al alrededor? Este comenzará a reaccionar al movimiento espiral que se hace con las manos, siguiendo el camino que las manos dictan. La bruma es, de manera abstracta y aplicada a nuestro diagrama de energía, como una nube de polvo con un fluido caótico, o a veces incluso estático; y esta bruma representa ciertas limitaciones que tenemos con respecto a áreas específicas en nuestra vida que requieren de energía real y enfoque.

     

    Practicar movimientos transpersonales es poner en marcha nuestro sistema de abstracción energético, dando entender a nuestra psique a través del movimiento físico, la capacidad de hacer fluir energía. Pero no sería lo mismo hacer un movimiento transpersonal sólo por hacerlo, sin tener en mente el polvo azulado que acabo de mencionar en el ejercicio de visualización. Este polvo azulado puede ser un líquido verdoso, corrientes eléctricas violeta, o cualquier tipo de fluido del color que usted pueda imaginar. El objetivo del movimiento transpersonal es ser capaz de visualizar el fluir de la energía, sin importar su forma o color, cuando se realiza el movimiento físico. Esto potenciará significativamente cualquier práctica psicofísica, y por supuesto, el manejo de la energía (abstracto) en cualquier área de la vida. Dejo claro que no asumo, apruebo o niego la existencia de campos electromagnéticos o fluidos energéticos provenientes de nuestro propio cuerpo. Lo que deseo dar a entender es que la capacidad de imaginarlos es suficiente para obtener el poder de aplicar dicha abstracción en el mundo de la vigilia y del sueño.

     

    Pases Personales

    Por ello he considerado que ejercitarse a través de cualquier disciplina psicofísica tradicional o moderna es clave para ejercer una práctica de ensoñación sana y vital. El cuerpo es un gran aliado para traducir la intención abstracta en movimiento palpable y viceversa. Si se desea practicar yoga, hay que asegurarse que en cada Asana que ejecute se pueda de visualizar el flujo de energía al alrededor del cuerpo físico, y como el cuerpo es capaz de influir en él. El Tai-Chi y Ki Gong se basan principalmente en esta capacidad, así que si el sistema de activación reticular ascendente no está activado cuando se mueve el cuerpo, visualizando la energía y su movimiento en armonía con el del cuerpo propio, realmente no se está practicando ninguno de lo dos.

     

    Pero ¿A que se refería Don Juan con que los pases mágicos eran “personales”? Tomar como ejemplo el caso de mi colega y el mío. No es que de algún libro o con algún maestro hayamos aprendido que una posición o movimiento en particulares funcionarían de manera específica para un bloqueo energético particular (aunque las filosofías tradicionales así lo plantean). Sino que fue nuestro intento de poner la conciencia en un movimiento que teníamos previamente reconocido como empoderador lo que nos llevó a ejecutarlo durante la ensoñación, y posteriormente, que disolviera los bloqueos.

     

    Si una persona dice que una postura o movimiento específicos desbloquearán alguna limitación en específico, esto será efectivo siempre cuando uno ponga el intento y creencia en ello. Esto aplica especialmente cuando los movimientos o posturas liberan bloqueos abstractos o energéticos, es decir, aquellos que se manifiestan principalmente en la vigilia en forma de patrones inconscientes, y durante el sueño como apariciones o presencias abrumadoras. El que los pases sean personales significa que dependiendo del motivo consciente que pongamos en el movimiento que realizamos, será la forma en la que se active para nuestro beneficio.

     

    Sin embargo, de la misma forma en la que se habló en el capítulo 3 a condicionar acciones durante la vigilia para que se repitan durante la estancia en el mundo onírico, dichos condicionamientos también pueden ser movimientos transpersonales. De hecho, el misterio de los pases mágicos (o movimientos transpersonales) heredados en tradiciones chamánicas está en que cuando se repiten constantemente en la vigilia, estos se activarán automáticamente durante complicaciones en el ensueño, como una especie de mecanismo de defensa onírico. Esto aplica única y exclusivamente si durante la práctica de movimiento psicofísico se tiene bien presente el flujo de energía y su interacción consiente en él. Los pases mágicos entonces no sólo son una llave de acceso al ensueño, sino también un mecanismo de defensa automático ante cualquier amenaza del mismo inconsciente que perturbe nuestra práctica de ensoñación. Vuelvo aclarar que “movimiento transpersonal” es un término que utilizo intencionalmente para referirme también al movimiento psicofísico que las tradiciones de diversas culturas al aportado a la humanidad.

     

    Tomar los movimientos transpersonales como un hábito no es obligatorio para practicar el ensueño, pero puedo garantizar que mucha energía que se requiere para sostener la lucidez en los sueños se puede generar y obtener de esta fuente. El objetivo del hábito no es aplicar una yo otra vez los mismos movimientos o posturas de manera rutinaria y perder su especialidad. Se trata de comenzar a educar el cuerpo en materia del flujo de energía abstracto que nos rodea para que así pueda interactuar intuitivamente por sí mismo. Así el vehículo de la conciencia podrá, tanto en la vigilia como el sueño, moverse intuitivamente para activar el sistema inmunológico y energético. Con sistema energético me refiero al poder de visualización del SARA para traducir e interpretar la abstracción del movimiento en la aplicación de energía psíquica. Es por eso qué es importante innovar constantemente en las secuencias que se experimentan durante el movimiento psicofísico, sin importar la tradición o escuela a la que pertenezca. Por eso mismo, la danza improvisada, específicamente provenientes de las tradiciones chamánicas, es otra forma de pases mágicos o movimiento transpersonal. Son movimientos psicofísicos conscientes que buscan poner en movimiento la energía interna y externa del cuerpo físico.

     

    Se toma conciencia del movimiento del cuerpo y su capacidad de fluir a través del espacio para elevar el intento y sostener la experiencia de “estar despierto” durante más tiempo a lo largo de la vida.

     

    La Maestría de Ensoñar

     

    Durante toda la obra me he dedicado a destacar la importancia de mantener consciencia objetiva de los planos oníricos y de vigilia por separado. Es natural que muchos practicantes comienzan a intuir o asumir que ambos planos en realidad no están separados. Dicha declaración puede llevar a algunos a experimentar de manera arriesgada ciertas prácticas, como volar o jugar con químicos peligrosos, en ambos mundos. Existen miles de casos de disociación de la realidad tratados por expertos que prueban lo delicado que es llegar a creer que no hay diferencia entre el mundo onírico y la vigilia. Si usted vio la película “El Origen”, recordará que Mal (la pareja del protagonista) salta de un edificio cuando deja de reconocer completamente el plano del sueño y de la realidad. Este es un caso extremo de disociación que no debe descartarse como probable en caso de excederse u obsesionarse con la práctica del sueño lúcido. Por ello me concierne explicar, desde la experiencia personal, lo que considero como la Maestría del Ensueño, que ampliará la perspectiva sobre la interpretación de esta práctica.

     

    Pausé mi práctica de la ensoñación por 2 años, desde mis 19 hasta los 21, cuando comencé una relación amorosa. Este par de años fueron como un largo descanso de todo lo relacionado a misticismo y prácticas no ordinarias; muy útil para aterrizar mis pensamientos y reconectar con la realidad. Al finalizar la relación, finalizó también dicho período de descanso, y regresé a la práctica de la ensoñación con la hipnosis guiada como herramienta de acceso. En aquel momento, debido a mi vulnerabilidad emocional, buscaba sentido y resguardo intentando comprender el tema de las vidas pasadas. Dediqué entonces mi energía a acceder a lugares de poder ubicados (metafóricamente) en tiempos pasados. Cabe aclarar que mi interpretación sobre las vidas pasadas es que son imágenes metafóricas creadas por nuestro inconsciente, construidas por la abstracción de nuestra experiencia presente y pasada de la vida actual, sumado una posible retroalimentación genética heredada por generaciones familiares. No descarto la posibilidad de acceder a vidas pasadas a través de la ensoñación, más me es indiferente para la práctica actual, puesto que encuentro mayor cantidad de procesos o herramientas simbólicas para realinear la vida presente en una práctica onírica “no lineal”.

     

    En una de mis regresiones, visitaba una vida en particular ubicada en el siglo XIX, la cual constaba de ser un científico, profesor de universidad, que vivía en la provincia escocesa. En dicha historia, pude observar que, además de los detalles simbólicos que mantenían una relación directa con mi personalidad actual, sostenía también un ardoroso drama. Veía claramente a una mujer, quien representaba mi pareja romántica, recorriendo pasillos de una gran residencia. La historia contaba, en visiones claras y vívidas, la muerte de dicha mujer un par de meses después de intentar concebir un hijo. Tras regresar de la experiencia envuelto en emociones turbulentas, mi mente quedó enganchada en dicha historia.

     

    Como llevaba una vida relativamente normal, buscaba diariamente un par de horas para regresar a dicho lugar en mis sueños e intentar comprender más sobre aquella película llamada “Mi Vida Pasada”. Regresaba del trabajo e inmediatamente me recostaba en la cama de mi habitación, dispuesto a seguir una cinta grabada que me llevaría nuevamente hasta aquel momento, junto a esa mujer. En cada sesión o capítulo de mis regresiones, era capaz de agregar una nueva pieza al rompecabezas que intentaba reconstruir. Irónicamente me alejaba más de la presencia de dicha mujer; en cada sueño, su presencia era cada vez más ausente y difusa.

     

    Mi intención era comprender dicha historia para desenlazarme de mi sufrimiento actual por la pérdida de una pareja. Según yo, deseaba terminar con mi dependencia emocional. Lo que no me daba cuenta era que dicha experiencia era una extensión abstracta, o más bien, una interpretación metafórica y romántica de mi situación actual. Lo que había comenzado como una posible técnica para reconciliarme con mi historia personal, terminó por convertirse en una manera de fugarme de mi realidad. Gracias a la guía de una persona enfocada la interpretación de sueños, fue que me di cuenta de este comportamiento casi adictivo hacia una historia que involucraba más y más drama.

     

    Decidí entonces desenlazar mi relación con la del personaje que en ese mundo habitaba y acepté por primera vez la responsabilidad de resolver la vida en la que ya me encontraba. En una última sesión de regresión, me dirigí a la parte trasera de la casa en la que habitábamos para despedir a quien jugaba el rol de mi amada. Abrí la puerta que daba hacia un jardín trasero, en el que pasaba un pequeño riachuelo de unos 50 cm de largo, y vi a una mujer sentada en una mecedora. El rostro de la mujer era difuso, oscuro, y no respondía a ninguno de mis llamados. Quise iniciar una conversación con intensión de realizar la despedida, pero en ese preciso momento una entidad con forma de ángel (tal como es presentada en el arte religioso católico) apareció entre nosotros. Este “ángel” también carecía de un rostro, mas se manifestó vistiendo una túnica blanca y hablando con vos muy profunda. El ángel me pedía que dejara de visitar el lugar, y qué todo aquello que yo intentaba realizar, y que me mantenía relacionado con esa mujer, debía cesar. Tuve la oportunidad de agradecer a la entidad y a la mujer en la mecedora, sabiendo que esa sería la última vez que los vería. Inmediatamente, el ángel se acercó a mí y puso su mano sobre mi cabeza, haciéndome entrar en un vórtice de luz que me regresaría hasta mi cama. Pude entender con el tiempo que esta vida pasada funcionó como una herramienta alternativa en mi proceso de autodescubrimiento.

     

    Tuvieron que pasar varios meses para que considerara regresar a la práctica de la ensoñación. Durante ese tiempo trabajé con inmenso interés muchos tipos de prácticas de atención y relajación, específicamente la meditación tipo Mindfulness, y comencé a practicar el Yoga tradicional de la India. Más tarde, estos se convertirían en elementos y pilares de una práctica de ensoñación sana. También desarrollé y refiné todos los ejercicios escritos en este libro, asegurándome de que funcionaran en conjunto para distintos tipos de estructuras psíquicas. Durante dos años más practiqué la ensoñación, utilizando la plataforma onírica para múltiples fines, viéndola más como un campo de entrenamiento deportivo y no como un espacio de retiro de mis actividades diarias. Tiempo suficiente para desarrollar técnicas versátiles que indujeran un sueño profundo, y a su vez, una extendida ventana de conciencia durante el sueño. Así que después de todos estos años de practicar la ensoñación, y de ayudar a otros a perfeccionar sus prácticas, he decido compartir tres reflexiones de suma importancia que resumen las enseñanzas que heredé y que hoy heredo a usted.

     

    Las 3 leyes de la ensoñación

     

    1. El sueño es una extensión de la realidad

    Cuando ensoñamos por primera vez se abre una puerta al infinito y todo aquello que nos parecía normal cambiará para siempre. La sensación que obtenemos al mantener la conciencia encendida durante el sueño es exponencialmente transformadora. Pero es importante entender lo siguiente: la ensoñación es una extensión de la realidad, no una realidad aparte. Aquí me refiero a una realidad universal, difícil de abordar por su extrema complejidad filosófica, pero que pretende incluir la experiencia de todo ser vivo de la existencia.

     

    Hoy la ciencia estudia casos como el de la tribu Anchuar de la selva del Amazonas, quienes contactaron a la reconocida autora Lynne Twist para financiar un proyecto de protección natural y social (https://youtu.be/bnbTa_seb3s). Lynne soñaba regularmente con el rostro de los Anchuar asomándose desde arbustos, sin conocer si quiera la existencia de dicha tribu. Tras semanas de investigación, Lynne pudo reconocer el origen de dicha cara y, en un cuestionable y misterioso impulso, viajó hasta la selva del Amazonas para descubrir que líderes de los Anchuar la habían invocado a través de los sueños. En conjunto, terminaron por fundar la organización Pachamama, que beneficiaría a 10 millones de acres de la selva para su protección. Este caso en particular demuestra que con gran probabilidad podría existir una red multidimensional de la cual la información puede ser transferida a través del mundo de los sueños.

     

    Casi todo lo que sucede en el mundo onírico es un reflejo de lo que sucede en la vigilia. No podemos esperar tener una experiencia armoniosa en un mundo, mientras desborda el caos en el otro. Aún y cuando suceda que, mientras en la vigilia se vive caos, se experimente un sueño acogedor y conmovedor, la miseria de la vigilia hará que lamentemos la desaparición de dicho sueño, haciendo de nuestra experiencia en vigilia se torne nuevamente en un espacio de sufrimiento. He ahí la importancia de ordenar nuestro Tonal (burbuja de percepción) previo a la exploración del mundo de los sueños. Un mundo puede revelar información valiosa del otro. El sueño y la vigilia técnicamente se encuentran siempre en equilibrio. Toda limitación en el sueño es una mera representación simbólica de limitaciones reales, y todo logro alcanzado en la vigilia se recrea simbólicamente en el sueño. No se debe intentar ensoñar para escapar de la realidad. Hay que aceptar, trabajar y amar la propia realidad para extender la experiencia de vida a través del ensueño.

     

    2. Interpretación: arte, poder y virtud

    Todo aquello que experimenta tanto en vigilia como en el sueño, es sometido a un proceso consciente o subconsciente de interpretación. En este proceso, llega a la unánime conclusión sobre si usted puede o no disfrutar de su vida. No es lo que nos pasa lo que nos hace sentir como nos sentimos, sino la interpretación que le damos a lo que nos pasa. Uno de los mejores consejos que puedo ofrecer es poner mucha atención a la calidad y el tipo de interpretación que se realiza, tanto de la vida en vigilia como al simbolismo que aparece en los sueños. Este libro sugiere prácticas que deberán ser llevadas acabo para poner la conciencia en el mundo onírico, más la responsabilidad de interpretar todo suceso es suya. Creo firmemente en que pueden existir guías que nos ayuden a interpretar nuestros sueños, más no es una práctica de conciencia permitir que haya alguien más que interprete nuestra vida por nosotros en cada paso quedamos. Dejamos de vivir entonces nuestra propia vida y permitimos que alguien más lo haga por nosotros. Quizás peor aún, cargamos en otra persona (en el intérprete) las diferentes responsabilidades que nos corresponden atender. Usted tiene el poder ver la cara de la moneda que más le convenga, siempre cuando no dañe a otras personas o afecte destructivamente sus vidas.

     

    Es muy útil ser simples con nuestros procesos de interpretación. Hacer interpretaciones complejas podría ser riesgo de asunciones falsas que podrían terminar por enredarle y confundirle. Cuando dominamos la interpretación simple de nuestra vida, lo cual sucede manera consciente, comenzamos a reaccionar subconscientemente de la misma forma ante cualquier suceso. Así, al agregar complejidad en cualquier área de nuestra vida, sucederá de manera armoniosa y resonante para, con suerte, hasta inspirar a otros. Interpretar todos y cada uno de los sucesos de nuestra vida, pasados presentes y futuros, es un arte que estamos destinados a perfeccionar durante el resto de nuestras vidas. Interpretar dichos sucesos para beneficiar nuestro crecimiento y evolución es un poder único que todos poseemos y que es desarrollado con su constante práctica. Lograr interpretar nuestra propia vida con extrema practicidad y dar un sentido insólito a la misma es una virtud que todo ser humano merece experimentar.

     

    3. Contemplación sobre Acción

    Como ya he mencionado durante todo el libro, para practicar la ensoñación se requiere de una reserva de energía amplia. Esta energía es utilizada fundamentalmente para las funciones motrices del vehículo de conciencia y para la creatividad. Por ello dependiendo del tipo de vida que se lleve, la experiencia de la ensoñación será un desafío lejano a ser alcanzado o un deleite a disposición de la voluntad. Por ejemplo, si es un oficinista con una rutina fija, le será más difícil practicar una ensoñación sana, puesto que la configuración de su interpretación de la realidad durante la vigilia puede limitar el desenvolvimiento onírico espontáneo y creativo. Incluso si fuera capaz de ensoñar con facilidad siendo oficinista, no estaría más que acudiendo a una realidad aparte de la suya (suponiendo que ni siquiera disfruta de su vida como oficinista). De lo contrario, si se vive con muy pocas tareas que cumplir diariamente, con mucho tiempo libre a disposición, será más fácil dirigir la energía a despertar la consciencia durante el sueño. Eso no tendría por qué alejarle de su poder creativo manifestado durante la vigilia. Por lo contrario, la capacidad de invertir tiempo y energía en la ensoñación deberán dar evidentes resultados para una expansión psíquica en ambos mundos.

     

    La enseñanza final que puedo ofrecer es enfatizar que solo contemplar la experiencia de la vida puede llegar a ser más funcional y placentero que la necesidad de controlar e influenciar en todo momento lo que sucede. Esto aplica tanto en la vigilia como en el sueño. A pesar de que tomar acción en el sueño es parte de la práctica de la ensoñación, no es necesariamente su fin. El fin, creo yo, es simplemente contemplar las infinitas formas en las que la realidad se puede manifestar ante nuestros sentidos. Tras años de practicar la ensoñación, hoy me doy cuenta que el simple ejercicio de contemplar durante mis sueños me permite disfrutarlos aún más. Cuando me comporto de la misma manera durante la vigilia, la toma de decisiones y de acciones se resume a fugaces momentos en los que se aplica un ligero esfuerzo y se obtienen sorprendentes resultados. Al aplicar menos energía en ejecutar acciones para alterar la realidad en que vivimos, nos queda mayor energía para redirigir puntualmente al flujo natural de las circunstancias constructivas y transformadoras que el Universo ya se encuentra operando. De esta forma, lo que cuestionablemente se puede llamar “nuestra influencia”, aparece como un fluir, parte de una danza espiral, que naturalmente existe ya como parte de las fuerzas de la naturaleza. Sin duda, despertar del sueño es el liberarse de la mayor cantidad de juicios que condicionan la interpretación natural de la existencia. Habremos alcanzado la maestría del ensueño al mantenernos despiertos del sueño, personal y colectivo.

     

     

     

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